¿Internet es la mezquita de los yihadistas?
Daesh [siglas en árabe de Estado Islámico de Irak y Levante] mezcla una idea extraordinariamente anacrónica, como es el salafismo que quiere volver al islam original, con los sistemas más modernos para reclutar, financiarse o difundir sus ideas. Lo hacen en las redes. Internet hay que vigilarlo más, pero también el extremismo en imanes y mezquitas. Y otra cosa: hay que difundir una idea del islam que es la contraria a la que sustenta Daesh. El islam propone un mensaje de paz, no de guerra.
En su opinión, el Estado Islámico sólo puede derrotarse por la vía militar.
Absolutamente.
Sin embargo, todas las opciones emprendidas en este sentido han fracasado y hay expertos que auguran que tendremos que convivir con ISIS a medio plazo.
Con el mal absoluto no se puede convivir.
¿Y si no lo derrotas?
Pues seremos nosotros los que habremos sido derrotados. La opción es muy clara: o los derrotamos o nos derrotan. No hay otra. La dignidad y la libertad son innegociables.
¿El norte de África se ha convertido en el principal reto de la política exterior española?
Sí. Tenemos Ceuta, Melilla y las Canarias cerca. Una desestabilización del norte de África sería una amenaza para nuestra seguridad, para nuestra seguridad energética por las reservas en Argelia, para nuestro comercio, y tendríamos una explosión de inmigración muy importante… Por eso España lidera la política europea en el Mediterráneo.
Si los padres fundadores de Europa levantaran la cabeza y vieran el drama griego, ¿qué pensarían?
Que hemos avanzado mucho en 50 años, que nos queda mucho por avanzar y que hay que hacerlo muy rápido. Tenemos unión monetaria, pero no económica. ¡Eso es tan estéril como hacer a un tigre vegetariano! Hace falta un fondo monetario europeo que emita obligaciones europeas que simbolicen la solidaridad europea. Los Estados Unidos de América nacieron cuando las trece colonias mutualizaron la deuda que habían contraído en la Guerra de la Independencia. Eso es lo que tenemos que hacer: unos Estados Unidos de Europa. O avanzamos rápido o esto se nos puede desintegrar.
¿Contempla el escenario de la desintegración?
El Reino Unido se puede ir.
Sería una pérdida notable.
Sí, pero es que si quiere estar dentro del club no puede hacerlo a la carta. Europa ha de caminar hacia la federalización.
¿No le falta piel a Europa?
La tiene. Hay una realidad europea: la filosofía griega, el derecho romano, la solidaridad judeocristiana, la Ilustración, los derechos humanos, la sociedad del bienestar. Y la arquitectura, la música, la literatura… Europa tiene un alma que la distingue de otras culturas.
Pero a la gente le llega la burocracia gris…
Es que, a veces, la gente se empeña en ver lo gris y en que las cosas salgan mal… Eso me preocupa.
