Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Aeropuertos

El Consell dio la gestión del aeropuerto de Castelló sin esperar ingresos antes de 2034

La última auditoría revela que Aerocas renunció a recuperar la inversión pública antes de veinte años

El Consell dio la gestión del aeropuerto de Castelló sin esperar ingresos antes de 2034

La empresa pública Aerocas, participada por la Generalitat y la Diputación de Castelló, concedió al grupo canadiense SNC-Lavalin la explotación del aeropuerto de Castelló en mayo de 2014 sin esperar que la privatización le permitiera recuperar las aportaciones de dinero público que año tras años ha engullido la hasta el momento ruinosa infraestructura. Ni si quiera durante los veinte años que atarán a la empresa privada con la Generalitat. Según consta en el informe de la Auditoría de las Cuentas Anuales de 2013 (la última aprobada y publicada por el Consell), una de las cláusulas del contrato recoge literalmente que «no se prevé la existencia de ingresos netos positivos durante la vigencia del mismo», es decir, hasta noviembre de 2034, fecha en la que finaliza el contrato. Con esta disposición Aerocas asumió, que la inversión de dinero público no sería recuperado al menos antes de dos décadas. La auditoría, que fue presentada en noviembre de 2014 (varios meses después de que se aprobaran las cuentas), saca a la luz puntos hasta ahora desconocidos de un contrato que, además, obligaba a la Generalitat a realizar en los próximos años una inyección de capital de 24,5 millones de euros. Tal como informó ayer Levante-EMV, casi la mitad de esta aportación ya la autorizó el Gobierno de Fabra, en su calidad de junta de accionistas de Aerocas, antes de acabar la legislatura, un acuerdo del que no se dio publicidad. Dos meses antes de elecciones, el consejo de administración aprobó una inyección de capital de doce millones para enjugar las pérdidas acumuladas por la empresa. Quedarían por tanto, doce más que aportar en virtud del acuerdo con el concesionario, un dinero que no llegara a recuperarse en veinte años. El concesarionario, además, puede marcharse en 2018 sin penalización alguna si las cifras de pasajeros no cubren sus previsiones.

La inyección de capital comprometida se suma a otras aportaciones que durante años ha hecho el Consell al proyecto estrella de Carlos Fabra en un intento de evitar su quiebra. La última auditoría recoge el préstamo de 34 millones contraído por la Generalitat. Sólo las obras de construcción costaron más de 164 millones de euros.

Compartir el artículo

stats