La privatización de la gestión de la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Cacsa) generó expectativas al estudio de arquitectura de Santiago Calatrava de acabar las obras del Ágora. Tanto que el arquitecto se dirigió por escrito a la Generalitat el pasado mes de mayo para proponer que el concesionario del concurso asuma el coste de finalizar de un proyecto que quedó inacabado, según el propio Calatrava, por las prisas del Consell de Francisco Camps en inaugurarlo.

La situación del recinto, que pese a estar inacabado ha albergado eventos deportivos y políticos, mantiene bloqueada la privatización. Los informes técnicos, tal como ha venido contando Levante-EMV, revelan numerosos desperfectos que afectan, entre otros elementos, a la cubierta de acero y al trencadís. Terminar el proyecto costaría diez millones de euros, según los informes de la Generalitat. En 2011, Calatrava valoró la finalización de la obra en 22 millones. El 4,5% del valor de los trabajos lo cobraría el arquitecto por la dirección de la obra. Tres semanas de elecciones, Calatrava se dirigió a Cacsa para recordar que las obras del Agora llevaban suspendidas de manera temporal desde febrero de 2013 por decisión unilateral de Cacsa y que esta cierre provisional, además de ser responsable de los desperfectos, está causando perjuicios económicos al estudio, . Según ha podido saber este diario, en la misiva, Calatrava indicaba a los responsables de Cacsa que se habían enterado por la prensa de la adjudicación y del anuncio de nuevas inversiones.

El concurso fue adjudicado a Avanqua, la oferta presentada por el grupo Aguas de Valencia junto con el acuario de Vancouver y Ket Gestión. La oferta ascendió a 67 millones de euros durante los quince años de vigencia con un canon inicial de 4 millones. Tenía previsto invertir 25 millones de euros en la mejora de la oferta y en las infraestructuras con el objetivo de hacer de Cacsa «una referencia», según una rueda de prensa ofrecida a finales de abril por el consorcio.

Calatrava consideró que era el momento de solicitar la reanudación de las obras para terminar el Ágora como estaba contemplado en el proyecto original. Calatrava insiste en que faltan elementos arquitectónicos importantes, tales como los remates de la cubierta que garantizan la estanqueidad del edificio, la finalización de acabados de algunas zonas de la fachada y el acabado de los estanques. La provisionalidad es, según el arquitecto, la responsable de los actuales desperfectos, que deberán subsanarse para que la Generalitat pueda entregar la obra. Calatrava avisó también de que el proyecto no puede modificarse ni ejecutarse trabajos sin el acuerdo de la firma. Una advertencia que augura un litigio si la Generalitat acomete trabajos sin contar con el arquitecto. Cabe recordar que el actual Consell pretende determinar el coste de las deficiencias y identificar al responsable.