La historia política de RTVV sigue oscilando de forma pendular entre el drama y el sainete. Las amenazas de tipo jurídico, que obligan a sortear el riesgo de la continuidad empresarial y las demandas y recursos planteados, los problemas económicos que limitan al Consell y la hipoteca política que supone depender de los 13 votos de Podemos han llevado finalmente al presidente Ximo Puig y a la vicepresidenta Mònica Oltra a embarrancar en su pretensión de reabrir RTVV el 9 d'Octubre. La maratoniana reunión de cuatro horas celebrada el pasado jueves sirvió para que Puig, Oltra, el líder de Podemos, Antonio Montiel, y el comisionado de Canal 9, José María Vidal, perfilaran el contenido de las emisiones provisionales con las que la Generalitat recuperaría de hecho la televisión: series y películas y dibujos animados. Nada de informativos ni contrataciones. Los cabezas visibles del Consell convencieron a Montiel de que había que reabrir para amortizar los 370.000 euros que se pagan cada mes por derechos de emisión y para cumplir la promesa electoral.

Pero el líder de Podemos no estaba nada convencido. En la dirección nacional de su partido „que el domingo se reunió„, menos aún. Ayer, Montiel forzó a PSPV y Compromís a archivar definitivamente esa pretensión de abrir a la carrera al trasladar a los síndics de los socios del Consell „el socialista Manolo Mata y el valencianista Fran Ferri„ que no pensaba acelerar la tramitación de la proposición de ley que de derecho permite recuperar el servicio público audiovisual. Los tres portavoces del tripartito debían consensuar ayer la iniciativa, elaborada por Vidal. Pero no fue registrada, sino aparcada. Montiel les trasladó su convicción de que es mejor ganar tiempo para ganar consenso „el lunes reúne al sector audiovisual y a los partidos„ antes que empecinarse en abrir de cualquier manera.

Protagonismo en las Corts

Puig y Oltra tenían interés en reabrir, incluso con productos enlatados, el Nou d'Octubre. Querían anotarse así un tanto político, que, en el caso del presidente, fue una reiterada promesa electoral. A Podemos, que actúa como una especie de Estado libre asociado al Consell, no le reporta ningún beneficio la puesta en marcha de las emisiones con unas generales a la vuelta de la esquina. El tercer firmante del Acord de Botànic, Antonio Montiel, trasladó además a Mata y a Ferri que la tramitación urgente de esa proposición obligaba, para llegar a tiempo, a una aprobación por lectura única. Esto es, sin posibilidad de enmiendas. Sólo se da opción al sí o al no a la totalidad de la ley. En ese punto coincidieron los tres síndics. El tripartito recuerda que no puede adoptar el mismo método que tanto ha criticado cuando lo practicaba el PP.

Desde Podemos se reprocha al presidente Puig que se obsesionara con la fecha del Nou d'Octubre y subrayan que el objetivo principal es desbloquear jurídicamente el camino a través de la derogación de la ley de Fabra, que haría decaer el recurso presentado por el PSPV. Montiel no es partidario de una reapertura provisional sino de que la puesta en marcha, sin prisas, sea definitiva. Como presidente de la comisión de las Corts que perfilará el modelo de la radiotelevisión pública, al líder de Podemos le interesa tener el mayor protagonismo político posible en ese asunto. Todo lo contrario que al PSPV y a Compromís. Podemos también objetó ayer la referencia a los «servicios informativos plurales» contenida en el borrador de la proposición de ley. Temen cualquier tentación de televisión gubernamental. Entre otra razones porque no forman parte del gobierno . Al menos de momento y hasta las generales.