La vuelta a las clases que retoman ese jueves y viernes más de 700.000 escolares valencianos desde Infantil 3 años hasta Bachillerato esta marcada por la casi plena implantación de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Enseñanza (Lomce) impulsada en solitario por el PP. Una reforma educativa que el conseller de Educación, Vicent Marzà (Compromís), y el secretario autonómico del ramo, Miguel Soler (PSPV), no han dejado de combatir desde que aterrizaron en la sede de la avenida de Campanar 32 el pasado 30 de junio.

El curso 2015-16 arranca con la Lomce cubriendo ya toda la Primaria, al alcanzar a los tres cursos pares de esta etapa (2º, 4º y 6º), y también la mitad de la Secundaria al entrar en vigor en los niveles impares (1º y 3º de ESO así como 1º de Bachillerato). Además, en junio saldrá de las aulas la primera promoción de la FP Básica que permite obtener un título profesional elemental a los alumnos que fracasan en ESO. A diferencia de los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) que sustituye, aprobar la FP Básica no equivala a lograr el graduado en Secundaria y, por tanto, impide a estos alumnos continuar formándose en un ciclo de FP de Grado Medio.

No obstante el curso que comienza con la Lomce a pleno pulmón, con reválida incluida en mayo „aunque en teoría sin repercusión académica„ para los alumnos de 6º de Primaria (12 años), puede terminar con la nueva ordenación educativa derogada o suspendida si el PP no sigue en el Gobierno tras las elecciones de diciembre, pues el resto de partidos la quiere retirar.

Medidas contra los recortes

A la espera de que un hipotético cambio en la Moncloa finiquite esta ley, la conselleria del tándem Compromís-PP trata de «minimizar» lo que presenta como «efectos negativos» de la reforma al mismo tiempo que combate los recortes de la anterior Administración lanzando un plan de gratuidad para los libros de texto, tras suprimir estas ayudas en 2012, o amplía las becas de comedor a septiembre y junio, algo que no se ha hecho jamás.

Lo que no podrá de dejar de aplicar la conselleria son las reválidas o exámenes de fin de ciclo de la Lomce, como la de 3º de Primaria que ya han hecho este 2015 los alumnos de 9 años. La novedad del nuevo curso es la evaluación externa de sexto, una prueba de hasta 200 preguntas „el 40 % de ellas tipo test„ para medir las competencias del alumno y que incluye un examen oral de castellano e inglés. Todo esto es en teoría, según el borrador presentado en mayo pasado, pues el Gobierno aún no ha aprobado el decreto de esta evaluación prevista para mayo de 2016.

La «reválida» de los 12 años

Aunque tiene carácter diagnóstico, se puede pasar a ESO sin aprobarla, servirá para elaborar un informe de carácter orientador pero con el nivel alcanzado expresado como nota (desde insuficiente hasta sobresaliente) que, además de los padres, recibirá el centro donde el alumno haga la ESO.

La extensión de la Lomce a Secundaria también supone la sustitución del Programa de de Diversificación Curricular (PDC) por el Programa de Mejora de Atención y Rendimiento (PMAR). Ambos están diseñados para combatir el fracaso escolar del alumnado con dificultades de aprendizaje. Sin embargo, la nueva ordenación no contempla la continuidad del PMAR en 4º de ESO, dificultando que este alumnado con necesidades de apoyo se gradúe. La conselleria ha ampliado el PMAR a cuarto.

Los docentes también tendrán que hacer un esfuerzo orientador en tercero de ESO, ya que al final de este curso estos adolescentes de 15 años tendrán que elegir entre enseñanzas académicas o aplicadas en 4º de ESO para el curso 2016-17. Si se decantan por estas últimas, su única salida será la FP pues les será complicado aprobar la reválida que les permite acceder al Bachillerato.

El último curso del Selectivo

Las polémicas pruebas finales, que es necesario superar para graduarse tanto en ESO como en Bachillerato, no se aplicarán hasta el curso 2016-17. Ambas reválidas debutarán en junio de 2017, aunque en esta primera convocatoria no hará falta aprobarlas para obtener el título. Sin embargo, la nota de esta evaluación final de Bachillerato que deberán acometer los estudiantes nacidos en 1999 si que servirá para acceder a la universidad puesto que el curso 2015-16 que arranca ahora es el último de la Selectividad.

Si la Lomce sigue su camino, esta penúltima generación del pasado milenio podría ser la primera en tener que enfrentarse a un doble examen para entrar en la universidad ya que, además de la obligatoria reválida de Bachillerato, esta ley deja la puerta abierta a que estas instituciones académicas hagan sus propias pruebas de acceso.