Nou Campanar no plantará en la Sección Especial el próximo año. Así se lo confirmó ayer a la Federación de Fallas de la máxima categoría. Esto supone abandonar una trayectoria de doce años, que la ha convertido en, hasta el momento, comisión más y mejor galardonada del Siglo XXI. La Federación aceptó la retirada porque es reparable: las comisiones que la integran tienen dos años de venia para afrontar cualquier crisis, pudiendo regresar al cabo de ese tiempo sin perder los derechos.

Tras la salida de Juan Armiñana de la comisión (el «padre» y mecenas de la misma), ésta tuvo que amoldarse a ser «una más», sin alguien que corriera con buena parte de los gastos. Pero las exigencias son muchas y el censo de falleros que se quedó „bastante menor que en sus mejores épocas, cuando las cosas eran más sencillas„ no ha podido soportar los mínimos. En las pasadas fiestas recurrieron a plantar un monumento experimental que recibió innumerables elogios como apuesta estética, pero que también despertó alguna que otra duda por la relación entre materiales empleados y coste declarado (90.000 euros). A lo que hubo que añadir la aparición de denuncias por impago por parte del artista de 2014, Manolo García, que fueron subsanadas al poco tiempo de conocerse públicamente. En el presente ejercicio se produjeron nuevas bajas, hasta el punto de verse comprometida la continuidad a pesar de los esfuerzos (también económicos) de su presidente en los últimos años, Antonio Platero.

El futuro pasa por varias vías: la disolución (aunque sea sólo momentánea), la readecuación a una nueva realidad (está rodeada en la barriada de comisiones han sido y son viables) o esperar el regreso de Juan Armiñana para tomar las riendas de la misma, algo que se presume que, tarde o temprano, va a suceder. Incluso se comenta que a primeros de ejercicio ya hubo un planteamiento de regreso, que habría sido con Julio Monterrubio realizando o la falla grande o la infantil, pero que no cristalizó. La comisión explicará sus planes para 2016 en los próximos días.