Ximo Puig recibió ayer un baño político de jabón en el Hotel balneario las Arenas, donde acudió como invitado del «Fórum Europa. Tribuna Mediterránea» y ante un auditorio formado mayoritariamente por empresarios y cargos públicos valencianos. El jefe del Consell dedicó los 45 minutos de su intervención „íntegramente en castellano„ en ese foro económico a explicar que la Generalitat es en estos momentos «inviable» por la deuda y por un sistema de financiación que lastra a la Comunitat Valenciana y que «urge cambiar» para aprobar un nuevo modelo, con un régimen «transitorio que remedie la situación actual» y «renegociar la deuda histórica». La deuda, la «peor herencia que vamos a dejar», supera ya los 40.000 millones, el 40% del PIB valenciano, avanzó el presidente. El conseller de Hacienda, Vicent Soler, concretó por la tarde en un acto estas cifras: 40.085 millones, el 40,35% de la riqueza que se crea en la Comunitat Valenciana.

Unas magnitudes desorbitadas correspondientes al segundo trimestre que probablemente serán oficialmente difundidas esta semana por el Banco de España. En el primer trimestre del año, el endeudamiento se situaba en 37.615 millones. Cuando el PP tomó las riendas del Consell en 1995, la deuda representaba el 6,5% del PIB. Hoy representa la segunda conselleria por volumen económico, dado que requiere de 5.000 millones para hacer frente a amortizaciones e intereses anuales, por detrás de los 6.000 millones que precisa el área de Sanidad, según explicó el presidente Ximo Puig.

La ronda de contactos para conformar un frente por la financiación arranca hoy con sendas entrevistas de Puig con la líder del PP, Isabel Bonig, la de Ciudadanos, Carolina Punset, el síndic de Podemos, Antonio Montiel, el de Compromís, Fran Ferri, y el portavoz socialista, Manolo Mata.

«Nos tenemos que hacer respetar y no está siendo fácil», admitió el presidente Puig, quien lamentó que en la reivindicación de la reforma de la financiación «se han perdido años decisivos». «Nadie nos va a poner una alfombra para que la Comunitat Valenciana ocupe el lugar que le corresponde», subrayó.

En todo caso, Puig explicó que tan importante como lograr más recursos es «gastarlos bien y de forma transparente, cambiar la gestión» y acabar con «prioridades erróneas, despilfarro y corrupción». En este punto, recordó que en las diez semanas que lleva el nuevo Consell «se han pagado 149 millones» de atrasos en asuntos sociales como becas, transporte escolar o dependientes.

En la línea de«incrementar la recaudación y luchar contra el fraude», Puig destacó la importancia de la puesta en marcha de la Agencia Tributaria Valenciana. También anunció la unidad que se dedicará a la «recuperación de todo el dinero que se ha robado», una iniciativa avanzada por este diario el domingo.Entre las medidas para apoyar la economía productiva y generar empleo, destacó la conversión del Institut Valencià de Finances en un verdadero banco público que dejará de financiar «operaciones de alto riesgo» y sin ningún carácter social «como los avales a los clubes de fútbol».

Entre las novedades que adelantó en el ámbito económico destaca la creación de una Oficina de Inversiones entre todas la administraciones públicas para que «cualquier inversor interesado en instalarse en la Comunitat Valenciana tenga un interlocutor único». Esta ventanilla única para captar dinero foráneo dependerá de Economia y sustituirá a la difunta y fracasada Valencian Community Investments (VCI).