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Pepi Bermudo: «Hasta que no hicieron el puente, pasar por allí cada día para ir a trabajar era una tortura»

Algunos de los supervivientes todavía tienen las marcas del accidente en su cuerpo, en forma de cicatrices en brazos y piernas. Y cuando llegan estas fechas no pueden evitar echar la vista atrás y revivir parte del horror, incluso 35 años después. Pepi Bermudo, que resultó herida pero salvó la vida y hace cinco años lideró un homenaje a las víctimas, asegura que «esa vivencia no se puede borrar en la vida». Estuvo cinco días ingresada por la clavícula rota y un tremendo golpe en la cabeza. Y después tuvo que tomarse un tiempo en casa para asimilar el siniestro.

«Lo peor fue la vuelta al trabajo porque cada día tuve que seguir cogiendo el mismo autobús, como le pasó a otra mucha gente, ya que entonces no había otros medios, y atravesar el paso a nivel. Hasta que no construyeron el puente, pasar por allí cada día era una tortura», dice. Bermudo trabajaba en una casa particular pero para muchas de sus conocidas, que eran empleadas de Feycu, la vuelta al trabajo supuso además el golpe de enfrentarse a la ausencias de las fallecidas en la factoría.

Cada vez que se produce un siniestro con medios de transporte implicados, todos los recuerdos del accidente de Xirivella le vienen a la memoria. Lamenta que en muchos casos sigan sin tomarse medidas de seguridad. «Creo que podía hacer más de lo que hacen porque si fueran conscientes, muchas personas se salvarían», opinó.

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