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Entrevista

Raimon: "Si tengo que elegir una patria sería mi lengua"

«Me habría gustado que todo hubiera sido más normal respecto a Valencia, pero no ha sido así» - «¿Cómo es posible que empresariado y líderes valencianos no hayan logrado nada? Pagamos la AP7, no hay Corredor...»

Raimon: "Si tengo que elegir una patria sería mi lengua"

Si Freud hubiera querido se habría podido ganar la vida psicoanalizando todos los traumas identitarios y sentimentales del pueblo valenciano. Y al menos una sesión podría dedicarla a desentrañar el cuándo, cómo y por qué „todos los porqués„ de la extraña relación que conecta a Raimon, un artista hecho símbolo, con Valencia y con Xàtiva. Ahora, todas las interferencias parecen en proceso de reparación terapéutica. Pero hoy no toca diván. Hoy toca una mesa y dos sillas en el futurista Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba), donde se desarrolla la entrevista. En ella se alternan Ramón Pelegero Sanchis, el hombre sembrado un 2 de diciembre de 1940 en el Carrer Blanc de Xàtiva, justo «on comença l'horta i acaba el secà». A veces asoma el «Pele», como llamaban a aquel hijo de una familia de «classes subalternes» sometida al «silenci» de la lengua y de una ideología condenada a la clandestinidad. También aparece Raimon, el celoso custodio de una obra musical que legará para la historia y el imaginario colectivo himnos rebeldes como Al Vent, Diguem no o Jo vinc d'un silenci. Aquel Raimon compite con otro Raimon, el que ha musicado a clásicos como Ausiàs March, Salvador Espriu o Roís de Corella, y con ello se ganó el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes, inédito para alguien que no es académicamente escritor.

Pero la noticia es el nuevo Raimon, que hoy recibe la Alta Distinción de la Generalitat e inicia una travesía de conciertos y homenajes de las instituciones con parada en Xàtiva, que lo nombrará hijo predilecto. Caben muchos Raimon en este hombre que roza los 75 años y que, a los dos minutos del «ara baixe» que suena por el portero automático, comparece en la Plaça del Bonsuccés de Barcelona, en el corazón del multiétnico barrio de El Raval, en la ribera derecha de la Rambla y a una pedrada del mercado de la Boqueria.

El 2 de diciembre Ramon Pelegero Sanchis cumplirá 75 años. Visto con perspectiva ¿qué se dejó en el Carrer Blanc?

No miro con perspectiva porque me asusto [sonríe]. Si me hubiera quedado allí no habría hecho lo que he hecho. En realidad hay cosas que siempre las llevas contigo. La lengua, los primeros afectos, el nido familiar... Era un niño feliz. Aunque no teníamos demasiadas cosas, podíamos comer, teníamos amigos... todo eso es el Carrer Blanc hasta los seis años, cuando fui al colegio Corazón de María de los padres claretianos. A los 10, al instituto y ya me encontré otro mundo. El Carrer Blanc es la cosa materna, familiar, la seguridad y la no necesidad de ser responsable de nada, que es algo magnífico. Te lo dan todo hecho. Y los juegos y la banda de música... Tocaba el flautín y luego la flauta, y mi padre era presidente de la banda.Entonces las bandas eran Sociedad Artístico Musical, con un cuadro artístico que hacía teatro y cantaba. A los seis años tengo una foto recitando versos.

La voz la tiene mejor que nunca y se le ve con ganas. Lo suyo es como «El curioso caso de Benjamin Button», de Scott Fitzgerald. ¿El ciclo de la vida le va al revés y cada vez es más joven?

Hombre, tampoco es eso. Cada vez soy más grandecito. Toco madera, pero me encuentro en condiciones de seguir con mi oficio. Estoy hora y media o dos horas seguidas en el escenario y me siento bien. Puedo modular la voz. Claro, si tras más de cincuenta años no hubiera aprendido sería de ser muy burro. Lo dice la gente que viene a verme, incluso por primera vez. Eso puede que me pase en Valencia, donde mucha gente vendrá por vez primera, sobre todo porque no he tenido muchas facilidades. Ahora bien, tampoco se equivoque, hace unos años llamamos para donar sangre Annalisa y yo, preguntaron la edad, y cuando dijimos 67 o 68, dijeron ´tranquilos, no hace falta´. Pensé ´pues sí que la tenemos estropeada´.

«Jo sé que tornaré al Carrer Blanc». A Xàtiva volverá en noviembre, al Gran Teatre, y lo harán hijo predilecto. ¿Derramará alguna lagrimita?

Sí, vuelvo. Es el lugar más débil para mi. La paradoja del comediante, de los intérpretes en general, es, para resumir, que el intérprete no ha de estar emocionado sino hacer emocionarse a los demás y para ello ha de estar muy lúcido. Si él se emociona igual las cosas no salen como deberían. Para llegar a la gente has de estar entero. La voz es de las primeras cosas que te delata, sale de otra forma. No significa que no te emociones, pero has de controlar. El lugar donde es más difícil es Xàtiva. Mil cosas te vienen a la cabeza, sobre todo las ausencias, que con los años son enormes, se crean agujeros imposibles de llenar. Familiares, amigos que se han ido... Personas como Fuster, Ventura, Alfaro y otros.

El Consell quiere que 2016 sea un año de recordatorio de Raimon en el País Valencià. ¿Le gustaría actuar en el Principal o en el Palau de la Música?

Por supuesto que sí. Me gusta cantar en Valencia. He tenido obstáculos y dificultades para hacer mi trabajo en el País Valencià. Donde ha mandado el PP, también en Balears, me lo han puesto muy difícil. Hay una manía especial en contra y no veo el porqué. Durante muchos años. He hecho aquí [en Cataluña] recitales que he planteado allí y ni me han contestado. Hice en el Teatre Nacional cuatro recitales. Allí ni se habló de dinero.

¿Se considera exiliado o emigrante?

Ni una cosa ni la otra.

Aunque sea un exilio interior.

No, respecto al País Valencià y como artista, cuando se acaba la dictadura hay mucha gente que quiere que desaparezcas, no sé por qué. Esta gente está a la contra. Hablan mal de ti. Yo en 1981 saqué Totes les cançons ¿Pero Raimon no se había acabado? Saqué dos o tres LP más, estuve en Japón, en Estados Unidos, pero en Valencia se considera que los artistas que han sido útiles contra la dictadura, acabada ésta, pues a hacer puñetas.

¿Y qué le duele más los ataques sufridos o la indiferencia?

Es peor que la indiferencia, es la insidia. Comienzan a intentar minarte, por debajo, eso son los 80, que son terribles. No es en el País Valencià, es general. Pasa a pintores, a escritores que habían sido válidos contra la dictadura, pero ya había pasado. Es un planteamiento muy de la derecha, pero la izquierda asume esa mentalidad. Piensa que hay que divertirse, colocarse...

¿Contra Franco se vivía mejor?

No, no, tampoco es eso, de ninguna manera. Ibas a cantar y no había llegado el permiso o la policía venía a casa y te llevaba a un interrogatorio. Era otra historia.

La mal llamada «canción protesta» ¿por qué no ha seguido existiendo para mejorar la calidad democrática?

No es canción protesta. Jo vinc d'un silenci no es canción protesta. Es canción sin más. Lo demás son etiquetas. Las canciones son buenas o malas. Cada vez hay más etiquetas, que si el «indie», que si no se qué. Mil historias. Las etiquetas funcionan para vender.

¿Qué precio ha tenido que pagar por vivir en Barcelona?

Aquí, ninguno. Es una ciudad muy agradable. Llegué en el 62. Respecto a Valencia, no lo sé. Me habría gustado que todo fuera más normal, pero no lo ha sido. Había cantado alguna vez en Xàtiva, pero en 2010 fui „hacía ocho años que no cantaba allí„, pedí el teatro, me dieron fechas libres, hice tres recitales y tuvimos que pagar nosotros el teatro. A otros los contratan.

¿Su impresión es que el nuevo Consell tiene un proyecto de país?

Es pronto. El proyecto está en las personas. Lo tiene pero hay condicionantes para llevarlo a la práctica.

A Ximo Puig le conoce ¿Y a Mònica Oltra?

Ximo y yo hace tiempo que nos conocemos, es una amistad que viene de lejos. A Mònica Oltra, personalmente, no. Conozco a la Mònica Oltra de la oposición. La de la oposición alteró bastante el patio, ha sido muy eficaz.

La palabra patria tiene mala prensa. ¿Se considera patriota? ¿Cuál es su patria, aunque sea sentimental?

El mundo entero, que dirían los anarquistas. Es como la idea de nación, de esas cosas difícilmente clasificables. Nación es un concepto sociológico que fluctúa. Hay un hecho de voluntad que es importante, cuando mucha gente quiere ser, lo es. Se podrá traducir en Estado o en algo cultural. La idea de patria nos da repelús por la formación en la dictadura. Pero si tuviera que decir alguna patria, algo que pudiera parecerse a una patria sana, sería mi lengua.

¿Se ha sentido más perseguido por la lengua o por la ideología? Y en su lucha, ¿qué ha pesado más?

En España por las dos cosas. Fuera les da igual la lengua. Son dos aspectos ligados, tanto en la persecución como en la lucha.

«Jo vinc d'un silenci» o «Al vent». ¿Cuál de las dos sería un buen himno para los valencianos en vez de la actual letra de Maximilià Thous?

Ninguna de las dos.

¿Dejamos la actual?

[Risas] No hombre, tampoco es muy fina. No sé qué decirle.

Cada 1 de Mayo hablaba con su madre por teléfono y cantaban la Internacional en versión popular. ¿El 9 d'Octubre no cantaban nada?

Me he pasado la vida sin que el 9 d'Octubre representara nada, como para muchísima gente en el País Valencià. Es una fiesta que se hace a partir de cierto momento y muy oficial. Lo oficial poco a poco se van haciendo popular, pero nunca he tenido esa percepción de fiesta como en las Fallas o la Fira de Xàtiva. El 9 d'Octubre es una conmemoración oficial y mis conmemoraciones nunca eran las adecuadas, salvo el 1 de Mayo.

A Unamuno y a la Generación del 98 les dolía España. ¿A usted le duele el País Valencià?

No. El país son muchas cosas: la gente, el paisaje, la luz, la cocina..

El paisaje está bastante castigado.

En el interior queda algo; en la costa, poca cosa. No me duele, pero parece mentira que se pierda el tiempo en disquisiciones que no sirven para nada y que no se pongan a las cosas serias. El empresariado valenciano no ha sido capaz de conseguir nada del Corredor Mediterráneo de los diferentes Gobiernos de España. ¿Qué fuerza hay en los empresarios y la clase dirigente? Son muy pocos kilómetros, de Valencia a Castelló y poco más. Pagamos la autopista desde que se inauguró. Otros lo han tenido y lo tienen gratis. ¿Cómo es posible que la clase dirigente y el empresariado, que ahora tiene mucho músculo, haya sido incapaz de nada? Cuando yo estudiaba Geografía Humana en València en el 60-61 ya decían que el Corredor Mediterráneo era lo más importante para el desarrollo de toda la Península Ibérica.

¿El mapa radial de las infraestructuras en España genera más independentismo que un millón de esteladas?

Claro que genera independentismo. Es la sensación de sentirse maltratado.

A una votación sobre el Estatut valenciano en el Congreso asistieron 59 de 350 diputados. ¿Se puede evidenciar más la invisibilidad política valenciana?

Ahí estamos.

¿Se ve así desde Cataluña?

Sólo si lo miras. Si eres de los que te preocupa. La mayoría no tiene esa visión global.

Dijo en mayo de 2014 que no veía la independencia de Cataluña porque le preocupaba cómo afectaría al País Valencià.

Dije lo que dije. Es una cuestión compleja, difícil. No me gustan las opiniones sin más.

¿Qué hay de esa visión desde Barcelona de los valencianos como «valencianets»?

Depende. L'Ovidi o yo mismo no hemos sido vistos así. Se ha dicho siempre lo de «valencians i catalans, cosins germans», pero es difícil que una sociedad con el PP 20 años mandando... Aquí no se lo explican. Hay de todo, hay gente que por ser valenciano ya la tienes de cara y otros que piensan ´ya están los de la falla i la paella´.

Cuando ve al exalcalde de su pueblo contando dinero de presuntas comisiones y después de tanta corrupción, ¿le cuesta presentarse como valenciano o en todos los sitios cuecen habas?

Pues sí, en todos los sitios hay y cada uno tiene sus corruptos.

A ver si resulta que los ´Països Catalans´ están más vertebrados por la corrupción que por la lengua.

Hombre, eso no lo diré yo porque no es verdad. Sucede en cualquier país. Italia mismo. La Annalisa es de allí y la verdad es que ese país tiene lo suyo. ¿Y Francia? ¿Y ahora la Volkswagen de los alemanes? Uno ha de luchar contra eso pero ha de saber que forma parte de la condición humana.

¿Cómo se combate?

La educación es la clave. Familia y escuela, que es donde se forman las personas.

Dijo, antes que Podemos, que la Transición fue un pacto de debilidades. ¿No fue tan ejemplar ni tan Disneylandia?

Lo dije en 1981, en caliente, en un libro que ahora se ha traducido al castellano como «La vida inmediata». Había una dictadura podrida por dentro y una debilidad de la izquierda que estuvo en la clandestinidad y no había podido formar cuadros.Un exceso de refuerzo de los partidos. Mira si han pasado años y todavía no se sabe cómo se financian, a pesar de ser la fuente de mucha corrupción.

Decir España plural parece una contradicción. ¿Esa falta de pluralidad o las resistencias a la ley de Memoria Histórica son restos de franquismo sociológico?

He dicho que dura demasiado el franquismo, pero piense que aquí hay una corriente derechista muy fuerte que se ve en todo el XIX y el XX. Siempre que ha mandado el PP ha habido un intento de recentralización, de control de la Justicia, de arrinconar a la lengua catalana. ¡Siempre! No sé que manía le tienen y cómo personas normales que saben que valenciano y catalán son la misma lengua dicen de cara al público que son distintas. Mienten a sabiendas y aceptan en cambio que castellano y español, con distinto nombre, son la misma lengua. Es muy poco serio. Si lo hacen con la lengua, ¿qué no harán con los números, con el dinero? No es sólo el aspecto cultural. Se han cargado las cajas, el Banco de Valencia. ¿Cómo es posible que el PP haya tenido mayorías absolutas y en las últimas haya sido la lista más votada? Se ha de estudiar en serio.

¿El electorado no siempre tiene razón?

Con este sistema quien más votos tiene...

Cuando vio todo el circo que se montó con el episodio del «caloret» de Rita Barberá, todo el episodio en sí, ¿tanto Rita como las gracias posteriores le dieron ganas de reír o de llorar?

Aquella señora no habló mal el valenciano, habló mal el castellano. Me dio vergüenza que una alcaldesa de una ciudad como Valencia haciera eso. Imagino que luego a ella también le daría vergüenza.

Obrint Pas, La Gossa Sorda, Feliu Ventura, Pau Alabajos, Botifarra... ¿Le gustaría que las generaciones enganchadas a consumir música en valenciano se aproximaran a usted, más allá de mitificarle?

No diría nunca música en valenciano. La música se hace con notas en las partituras, con instrumentos y sonidos, por supuesto. Habría que decir cantantes valencianos o músicos valencianos.

¿Usted ha hecho tanto como la Llei d´Ús por normalizar el valenciano?

No diría tanto, qué va. Ahora bien, yo llegué y no había nada, era impensable. Al Vent es del 59. Yo cantaba con amigos en Inglaterra Al vent o Fulles mortes y me preguntaban ´¿esta canción de quién es?´ Yo decía, ´es mía´, y no se lo creían de ninguna manera.

Labordeta fue diputado, ahora lo es Llach. Si a usted no han conseguido engañarle, ya no lo logran.

Hombre, creo que hay gente que tiene vocación política y que canta. Yo no la tengo. No sabría ser político, soy una persona impolítica. Es verdad que me lo propusieron alguna vez, hasta un determinado momento.

¿No es usted hombre de carné?

No, si pudiera eliminaría el de identidad.

¿Problemas de doble y triple nacionalidad no tendrá si llega el caso?

No, yo de eso no.

«Qui perd els orígens perd identitat». Antes la deserción lingüística era la forma más acabada de ser desclasado. ¿Y ahora?

Son versos personales sobre la gente que quiere olvidar de dónde viene para ser no sé qué. Yo digo de dónde vengo, pero no en sentido identitario, de patria. La deserción lingüística ha funcionado. Recuerdo ir con amigos de bachillerato a Xàbia y en el trenet una señora decía a la hija «´ñiña´, no seas desficiosa y ven aquí». Esa deserción todavía funciona. La Universitat ha prestigiado la lengua, porque cuando llegamos nosotros allí el valenciano lo hablaban los tarrossos, gente de pueblo, era algo pintoresco para decir ´xe, collons´ y alguna brofegà. Siempre decía que a partir de 30.000 pesetas de sueldo, la gente en Valencia cambiaba de piso, de muebles y de lengua. Pero hoy, ¿cuántas radios y diarios hay en valenciano? Fuera de la Universitat sigue sin ser lengua de prestigio.

En la música es un tópico aquello de si uno es de los Rolling o de los Beatles. ¿Es usted de «Al vent» o de «l'Estaca»?

No son incompatibles. Son absolutamente distintas. L'Estaca es más melódica, como un vals, más cantable que el Diguem no, que es la que se correspondería. L'Estaca es ´a ver cómo nos cargamos esto´. Diguem no es un no a los cuatro cimientos de la dictadura.

John Lennon es de su quinta. ¿Qué mundo imagina usted?

Yo no soy inglés, nunca haría una canción así. Quiero decir imaginando el qué. Aunque Lennon me gusta en muchos aspectos. Alguien dirá, ´este es un imbécil, si es una canción maravillosa´. Y no lo dudo, pero una canción así yo no la haría.

En el fondo usted es heavy.

Alguien lo dijo. He hecho las cosas sin pensar que he de ir a la contra de nadie, sino porque me nacen. Luego me he puesto a gente en contra. De hecho, mis canciones han sonado muy poco en la radio.

El miedo está muy presente desde siempre en sus canciones. ¿Es la prisión que mejor enjaula a la libertad?

Hice un disco en Francia: Sobre la pau, contra la por. Dos conceptos mitificados. A veces interiorizas una situación y luego piensas en frío y ves que el miedo te atenaza.

«Rellotge d'emocions». Otro tema presente es el paso del tiempo. ¿Es la auténtica dictadura para el hombre?

Es el fatum de los latinos. Mi madre me parió a los 47 años. Quizás porque he visto envejecer pronto a los míos tengo esta sensibilidad. Ese paso del tiempo lo he visto desde el principio. Hice una canción a los 22 (Els 17 anys) que debería haberla hecho ahora.

Conforme cumple años ¿las cosas le afectan más o ya está curado de espanto?

Estoy muy sensible a todo lo que pasa, pero también a la edad que tengo. Sé que ahora cumplo 75 y no me veo cantando a los 82.

¿Quiere decir que un día se jubilará ?

Uno deja de cantar en público por dos o tres razones. La primera, cansancio propio. Por ejemplo, ya me afecta comer y dormir fuera de casa, cosa que no sucedía. Otra cuestión es que lo que escribas te parezca basura y no lo publiques; que pasen dos o tres años sin crear. Otro asunto es que llegues al escenario y no notes nada. O que vayas animado y la desgana esté en el público. Yo estoy más a gusto en el escenario que en ningún otro lugar del mundo. Ahí me siento libre.

¿El escenario es otra de sus patrias?

Sí, a partir de los seis años.

¿A cambio de qué renunciaría al Premi d'Honor de les Lletres Catalanes?

¿Me pueden dar lo que pida sin renunciar al premio? Ya en los 70 salió mi nombre, pero tardó en llegar porque hay una mentalidad académica que piensa que la canción no es algo universitario, académico. Todo lo que he musicado de Ausiàs March no sale en ningún estudio universitario porque no es libro, pese a ser canciones traducidas a varios idiomas.

«Per a la vida s'ha fet l'home i no per a la mort». ¿A la muerte se le puede aguantar la mirada?

Depende. Así como el nacimiento no lo puedes preparar, no te consultan cuándo ni dónde naces, la muerte sí. Hay quien se prepara, quien dice ´no me interesa lo que queda´. Un matrimonio francés fue al hotel De Lutece, cenaron y se suicidaron. Era el hotel donde se reunió la resistencia tras ser liberado París. Dejaron una carta denunciando que Francia no reconocía el derecho a morir.

Uno es de donde nace, de donde vive o de donde es enterrado. ¿Ha pensado dónde le gustaría descansar para siempre?

No puedo elegir. Sé que he de dejar de cantar algún día, pero eso no lo he pensado.

¿Y el epitafio?

[Risas] ¡Todavía no me he muerto!

A ver qué le parece éste. «Un joguet del Carrer Blanc juga en silenci per sempre».

No está mal. No me he puesto a pensar en epitafios. Tengo amigos supersticiosos, pero yo no me preocupo de estas cosas.

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