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Tribuna

Las Comarcas Centrales valencianas, ¿una oportunidad para el desarrollo territorial?

La próxima edición de la Universitat d'Hivern del Campus 'Albaida) tiene prevista la reflexión en torno a las comarcas centrales valencianas como un espacio capaz de acoger un proceso de desarrollo territorial. El territorio se concibe como escenario de un proceso integral de desarrollo que conjuga variables institucionales, económicas, políticas, sociales, culturales y ambientales. Y ello requiere de un área geográfica singular, identificada por rasgos comunes compartidos por sus habitantes.Los territorios compiten entre ellos, mediante sus ventajas y potencialidades, mediante la capacidad de utilizar de forma imaginativa y racional los recursos existentes, sean naturales, humanos, sociales, económicos o culturales. Y por supuesto la propia localización. La competencia entre los territorios, si se pretende «jugar en primera división», requiere de alianzas estratégicas entre espacios geográficos, capaces de posicionarse entre los más competitivos, entre los mejores. En los últimos tiempos se ha retomado una iniciativa que en los años noventa del siglo pasado ya atrajo el interés de políticos, empresarios e intelectuales. Los alcaldes del PSPV de las principales ciudades y diversos colectivos han manifestado públicamente su interés en desarrollar una estrategia territorial dirigida a fomentar y cohesionar esta parte de la Comunitat Valenciana, capaz de reclamar los equipamientos y las infraestructuras necesarias para recuperar los niveles de desarrollo económico de antaño. El escenario político actual es propicio, si consideramos que las posturas progresistas han apostado por esta acción. En las últimas elecciones municipales, en mayo del 2015, los votos en las comarcas centrales representan el 60,4 % frente al 39,6 %. Recientemente la coalición Compromís ha reclamado la refundación del Consorcio de las Comarcas Centrales (Carta d'Albaida).

Pero a qué nos referimos cuando citamos a las «comarcas centrales valencianas». En términos generales, se trata de un espacio diferenciado del territorio valenciano, configurado por diversas comarcas de rasgos comunes y de relaciones económicas y sociales asentadas durante décadas (cuando no siglos). Nos referimos a un espacio geográfico integrado por la Vall d'Albaida, la Costera, la Safor, el Comtat, l'Alcoià y la Marina Alta.

Se trata de un territorio cuyas dimensiones espaciales y demográficas son destacadas si nos referimos a la escala valenciana. Hay 149 municipios (27,5 % de los ayuntamientos valencianos), que se extienden por 3.359 kilómetros cuadrados (14,4 % de la superficie valenciana), y acogen a 655.091 habitantes (13 % de la población valenciana).

A nuestro entender son numerosos los rasgos comunes que permiten diferenciarlas respecto al resto del territorio. Se extiende por un medio físico singular, dominado por la prolongación de las alineaciones de los relieves Béticos de la península Ibérica. De ahí que la estructura orográfica sea una sucesión de sierras y valles con una orientación predominante, la suroeste-noreste. Una visión de un mapa topográfico nos permite diferenciar de norte a sur, la sierra de Enguera, el valle del río Cànyoles, las sierras de La Solana, Agullent, Benicadell y Ador; la Vall de Beneixama, la Foia d'Alcoi y el corredor del riu d´Alcoi (o Serpis), y finalmente las sierras de Mariola, La Serrella y Bérnia. Con todo, se trata de un espacio diferenciado del resto.

Un relieve accidentado que no ha sido impedimento para la configuración de una red de ciudades de tamaño medio, que permite organizar las funciones de centralidad, facilita los procesos de innovación económica y social, y que ejercita roles de liderazgo territorial. Se trata de Gandia (76.497 habitantes), Alcoi (59.675), Ontinyent (36.180), Dénia (41.672), Xàtiva (29.743), Xàbia (29.067), Tavernes de la Valldigna (17.600), Cocentaina (11.519), Albaida (6.034), entre otras, que se localizan en una parte de la Comunitat Valenciana, a medio camino entre el área metropolitana de València y la conurbación de Alacant-Elx.

De alguna manera, las comarcas centrales podrían considerarse como una región económica basada en el desarrollo industrial de los años 60 y 70 del siglo pasado, donde el textil fue una actividad fundamental, pero no la única. Sin embargo se trata en muchos casos de actividades con unos antecedentes que se remontan al menos a los siglos XVIII y XIX. En las últimas décadas otros sectores económicos han recogido el testigo del desarrollo, como es la agricultura comercial, la industria agroalimentaria, la actividad turística o el sector de servicios avanzados. Hoy, su dimensión económica representa aproximadamente el 15 % de las empresas y de los empleos industriales valencianos. Con todo, estamos ante un espacio heterogéneo, con ciertas especializaciones: la industria en la Vall d'Albaida, el Comtat y l 'Alcoià, la función comercial en Xàtiva, el sector turístico en Dénia y Xàbia, y la diversidad económica en Gandia.

De alguna manera son sectores complementarios, son territorios que pueden complementarse. Y con un rasgo común, son territorios de emprendedores, de cultura empresarial, de innovación empresarial y social.

Las comarcas centrales constituyen un «Territorio Universitario». El Campus d'Ontinyent, el Campus de Gandia, el Campus d'Alcoi, la Universitat Internacional de Gandia, las sedes universitarias de Cocentaina y Dénia. En definitiva, la presencia y la colaboración de la Universitat de València, la Politécnica de València y la de Alacant, permiten la impartición de grados y postgrados de diversas disciplinas, la formación a lo largo a la vida, la organización de actividades culturales puntuales (Universidades de Verano, por ejemplo). Son estructuras académicas de formación, de investigación, de transferencia de conocimiento, de presencia e implicación en el territorio, que contribuyen a configurar territorios competitivos, territorios «inteligentes».

Una entidad financiera territorial

Un rasgo común y a la vez excepcional para las comarcas centrales es la presencia de una entidad financiera de implantación territorial. Nos referimos a la Caixa d'Ontinyent, que posee más del 95 % de sus sucursales (45) en este territorio. Desarrolla una intensa labor de impulso de las actividades económicas, y de apoyo a proyectos sociales y culturales locales. No en vano, se la reconoce como «la Caixa de les comarques centrals». Constituye una ventaja comparativa respecto a otros territorios valencianos. Y es motivo de orgullo de la sociedad local.

En las comarcas centrales se han ido implantando y proliferando diversas redes territoriales de diferente naturaleza, que contribuyen sin duda a su desarrollo territorial. Nos referimos a las relaciones institucionales entre ayuntamientos (un tercio de las mancomunidades valencianas se hallan en esas tierras); a las relaciones entre empresarios mediante asociaciones de perfil comarcal (Coeval, FAES?); y a las asociaciones de perfil cultural, como son los institutos de estudios comarcales o municipales (Centre Alfons el Vell de Gandia, Institut d'Estudis Vall d'Albaida, Centre d´Estudis Contestans, Amics de la Costera, Centre Estudis de la Marina?)

Finalmente, y no menos importante, señalamos el sentimiento de pertenencia a este territorio y en particular a su patrimonio cultural, de sus moradores. La lengua valenciana identifica a la totalidad de sus municipios, y a sus gentes. El paisaje variado, los paisajes de sierras y valles, de ríos mediterráneos condicionados por un régimen de precipitaciones singular (entre los 600 y los 1.100 mm anuales), son motivos de ciertas singularidades espaciales. No es casualidad que el 34 % de su territorio esté protegido. Lengua y paisajes son señas de identidad. Se celebran fiestas similares en municipios y comarcas, que son motivo de cohesión social y de unos valores patrimoniales comunes (una decena de las 18 fiestas de Interés Turístico son Fiestas de Moros y Cristianos).

Hay un interés manifiesto por conservar y proteger el patrimonio cultural: concentran el 20 % de los museos valencianos, el 25 % de las colecciones museográficas, 19 % de los Bienes de Interés Cultural y el 23 % de los Bienes de Relevancia Local. Incluso hay una modalidad de pilota valenciana singular de estas tierras, el raspall. Hay iniciativas que han sabido combinar los intereses empresariales y el patrimonio y el paisaje cultural, lo particular y lo público, el uso de recursos locales y la internacionalización de sus productos. Nos referimos a experiencias como Terres dels Alforins (La Costera) y Microvinya (El Comtat), actualmente referencias del desarrollo local.

No cabe duda que nos hallamos ante un reto. Un enorme reto. Por una parte, un escenario territorial configurado por varias comarcas que reúne un conjunto de propiedades que definen su singularidad. Por otra, el interés por la conversión de estas comarcas centrales valencianas en un territorio de referencia basado en los principios del desarrollo territorial sostenible. Hay puntos de encuentro, motivos de unión, razones para la colaboración. Las voluntades son necesarias, pero no suficientes. Las aptitudes del territorio son imprescindibles. Y las posee. Las actitudes y los objetivos comunes, determinantes para su éxito. Sin embargo, ¿existen?

*Vicerrector de Participación y Proyección Territorial de la Universitat de València

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