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Iglesia

Las 24 renuncias al cardenalato

Las diferencias con el papa, la entrada en política o querer formar familia han marcado las «dimisiones»

Las 24 renuncias al cardenalato

La polvareda que han levantado las palabras del cardenal Antonio Cañizares en contra de la acogida de refugiados llevó aparejada la exigencia de dimisión del purpurado por parte de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la denuncia ante la Fiscalía General del Estado que la Red Española de Inmigración ha interpuesto contra el arzobispo de Valencia por un presunto delito de apología del odio. Nada apunta a que entre sus intenciones figure la de apartarse del trono episcopal. Pero existen precedentes de renuncia al capelo cardenalicio „en concreto, al menos 24 precedentes de príncipes de la Iglesia que han abandonado la púrpura cardenalicia desde el siglo XV„ y una novedad en el sistema de renuncia impulsada por el papa Francisco que entró en vigor el pasado mes de noviembre.

En el artículo 4 de estas nuevas disposiciones, se apunta: «Es digno de aprecio eclesial el gesto de quien, impulsado por el amor y el deseo de servir mejor a la comunidad, considera necesario debido a una enfermedad u otra causa grave renunciar al oficio de Pastor antes de llegar a la edad de setenta y cinco años». De lo contrario, a los 75 años debe presentar su renuncia por edad. Cañizares cumplió el pasado jueves 70 años.

Las renuncias, según un registro publicado en el periódico digital romano Análisis y Actualidad, han tenido distintas motivaciones. Un tercio de los que renunciaron fue para pasar a la vida civil. Como César Borja „hijo ilegítimo del papa setabense Alexandre VI„, que en 1498 logró su objetivo y abandonó la carrera eclesiástica para regresar a la milicia. Muchos otros cardenales se desprendieron del birrete rojo. En el siglo XV fueron seis. Tres en el siglo XVI. Seis en el XVII. Cinco en el XVIII. Dos en el XIX. Uno en el siglo XX. Y otro en lo que llevamos de XXI.

Muchos lo abandonaron para poder formar familia, como Fernando de Toledo Oropesa (1578) o Camillo Francesco Maria Pamphilj (1644), quien contrajo nupcias con una princesa. Pero hay otros casos más peculiares de renuncias. El más reciente es el del purpurado británico Keith O'Brien, que presentó su renuncia (obligada) después de que fuera denunciado por acoso sexual por otros cuatro sacerdotes. El papa Francisco se la aceptó en marzo de 2015 y lo despojó de todos sus derechos como cardenal. Antes, en pleno siglo XX, el posicionamiento político ultra del cardenal francés Louis Billot, que insistió en apoyar al movimiento de extrema derecha Acción Francesa de Charles Maurras, condenado el año anterior por Pío XI. Aquello derivó en conflicto vaticano y salida del purpurado galo del colegio cardenalicio en 1927.

Otra dimisión de cariz político fue la del francés Étienne-Charles de Loménie de Brienne (1788), nombrado cardenal pero que no llegó a recibir ni título ni birreta al decidir entrar en política y aceptar la Constitución civil del clero „de marchamo anticlerical„ en plena Revolución francesa. Abjuró de la fe católica en 1793. Otros cardenales renunciaron por otros destinos de poder: Gonzaga lo dejó para hacerse con el ducado de Mantova; Waza lo abandonó para subir al trono de Polonia; Rinaldo d'Este cambió la púrpura por el trono de Módena.

Recuperación del arzobispo

Por otro lado, la Nunciatura de la Santa Sede en Madrid afirmó ayer a este periódico que no ha recibido ningún mensaje del Vaticano para Cañizares. El cardenal se recupera de sus heridas, mantiene sus audiencias y el jueves oficiará su primera misa tras el accidente de tráfico sufrido.

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