Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Premio Nobel de la Paz 2015

Abdessattar ben Moussa: "La emigración es un problema de derecho y de razón; todavía hay demasiadas restricciones"

«En Túnez se ha visto perfectamente que no hay contradicción inherente entre el islam y la democracia»

Mahfoudh y Ben Moussa, Premios Nobel de la Paz, con las distinciones recibidas ayer en Valencia. fernando bustamante

El Nobel de la Paz „el galardón que hermana a Malala, Obama, Gorbachov, Mandela, Walesa, el Dalai Lama, la UE o Médicos sin Fronteras„ reconoció hace tres semanas al Cuarteto del Diálogo Nacional Tunecino, una asociación civil por el diálogo «por su decisiva contribución a la construcción de una democracia pluralista en Túnez como consecuencia de la Revolución de los Jazmines en 2011». Anoche, dos de sus miembros, los abogados Ben Moussa y Mahfoudh, atendieron a Levante-EMV tras una alocución conjunta en la que clamaron por las libertades, la justicia y el avance de la democracia.

¿La migración es un problema jurídico o de conciencia? ¿De leyes o de corazón?

Ben Moussa: La emigración es, fundamentalmente, un problema de derecho y de razón. De leyes y de sentido común. Porque cuando una persona carece de trabajo se ve forzada a emigrar para que se cumplan sus derechos humanos.

¿Y, en su opinión, Europa está actuando de forma correcta con los refugiados?

Ben Moussa: No. Hay demasiadas restricciones para los migrantes y los refugiados. Incluso las convenciones y los acuerdos jurídicamente aprobados no llegan a cumplirse ni a hacerse efectivos en los países que los han suscrito.

¿Por qué sí a los refugiados de Siria y, en cambio, por qué no a los emigrantes que saltan la valla en Melilla para salir de la pobreza y entrar a España?

Ben Moussa: Porque la cuestión de Siria es reciente y ha golpeado a todo el mundo. Es gente que sale de una guerra y pide ser refugiado político. Es un problema que está afectando a todo el mundo. Pero así es: creo que la emigración es una cuestión seria que debe enfocarse desde un punto de vista más amplio y más global. Desde la atención a los derechos humanos y el cumplimiento de las leyes.

Ustedes han recibido el Nobel de la Paz. ¿La paz está minusvalorada porque no entra en el PIB?

Ben Moussa: Se trata, básicamente, de una cuestión de intereses. Es decir: cuando a un país le interesa la paz, trabaja por ella. En cambio, si sus intereses son otros y la paz es un objetivo secundario, la desprecia y la deja en segundo plano.

En Túnez han conseguido una democracia en el mundo islámico. ¿Es argumento suficiente para quienes creen que democracia e islam son incompatibles?

Mahfoudh: El islam no es en absoluto incompatible con la democracia porque se trata de una creencia, de un sistema de valores que de ningún modo se opone a la democracia. En Túnez se ha visto perfectamente que no hay contradicción inherente entre islam y democracia. Ahora bien: hay una serie de corrientes extremistas e islamistas dentro de la fe musulmana cuya interpretación diferente de los dogmas y conceptos de la religión puede entrañar algún problema para convivir con la democracia. Pero, en principio, se ha demostrado que no hay contradicción entre islam y democracia.

¿Por qué han fracasado las otras revoluciones de la primavera árabe como Libia, Egipto o Siria?

Ben Moussa: Porque las condiciones eran diferentes a las de Túnez. En Túnez había unas condiciones muy favorables al triunfo de la democracia: unas élites muy preparadas, un respeto a la mujer, el afán por el diálogo político, la participación de la sociedad civil€ Esas circunstancias, que han favorecido el proceso de democratización tunecino, no se daban en los países cuyas revoluciones han fracasado.

El terrorismo se ha incrustado en el corazón más sensible del sistema: el miedo de los ciudadanos. ¿Está ganando la partida?

Mahfoudh: No. El terrorismo es un fenómeno extendido en muchas partes del mundo: Francia, América, etc. Pero eso no significa que haya triunfado. En el caso de Túnez intentamos combatir el terrorismo a base de un espíritu de tolerancia, aceptación, respeto al otro e implicación de la sociedad civil.

España mantiene un conflicto político con Cataluña sobre la independencia. Si políticos islamistas y seculares han podido trabajar juntos en Túnez, ¿qué consejos dan a los políticos españoles y catalanes?

Mahfoudh: No somos quiénes para dar lecciones a nadie, ni a los españoles ni a los catalanes.

Ben Moussa: No, no lo somos. En cada país y en cada escenario hay unas circunstancias determinadas. Pero nuestra experiencia en el proceso de democratización de Túnez sí que nos ha enseñado una cosa que puede resultar válida: es preferible abrir la vía del diálogo y el consenso que la senda de la confrontación.

Sí, siempre es mejor sentarse a dialogar que recurrir a la violencia o a soluciones drásticas.

¿Cómo se imaginan el mundo islámico dentro de 50 años?

Ben Moussa: ¡El mundo islámico es muy amplio y no me lo puedo imaginar! Sí que soy optimista respecto a la evolución de Túnez. Pero no hay que bajar la guardia.

Compartir el artículo

stats