El nuevo Consell ha sacado definitivamente del mercado todo el catálogo de edificios nobles y palacetes que durante años el Ejecutivo popular ha estado tratando de vender sin éxito y que ejercicio tras ejercicio ha contabilizado en la partida de ingresos para cuadrar unos presupuestos de la Generalitat condenados a déficits galopantes.
Así se desprende del proyecto de ley de Presupuestos para 2016 presentado el pasado viernes por el conseller de Hacienda, Vicent Soler. En el estado de ingresos, únicamente figura una partida de 10,4 millones de euros a cuenta de alquiler de viviendas (7 millones) y de locales (2,9). En cuanto a venta de solares, tan solo se contempla un ingreso por 661.210 euros.
«Estos son unos presupuestos de verdad. Hemos limpiado las cuentas», aseguraba ayer un portavoz de la Generalitat. Respondía así a las críticas de la líder del PP valenciano, Isabel Bonig, por la inclusión de una partida de 1.300 millones de ingresos que no están asegurados y que fían a la mejora del sistema de financiación.
Las cuentas pasan así de contemplar 150,6 millones en enajenación de patrimonio del Consell (390 millones si se suma el conjunto del sector público autonómico) a únicamente 661.210 euros, esto es, una caída del 99,6%.
En el Palau también ponían como ejemplo de «cuentas infladas» el caso de la empresa pública Ciudad de las Artes y las Ciencias (Cacsa), cuyos presupuestos durante años han contemplado ingresos multimillonarios por la supuesta venta del solar destinado a un rascacielos, hasta el punto de prever beneficios. Para 2016, sin embargo, se han presentado unas cuentas que arrojan pérdidas.
En cuanto al balance de esta política, el estado de ejecución presupuestaria a 30 de septiembre que se incluye en estos presupuestos revela que 2015 está siendo tan nefasto como los anteriores. De los 150,6 millones de ingresos previstos sólo como «enajenación de inversiones reales», apenas se han obtenido 33.500 euros, el 0,19 % del total.
Probablemente, se trata del importe recibido en concepto de alquileres de algunos edificios, como las tiendas de moda y regalos que ahora mismo ocupan dos edificios situados en la calle Colón y el ayuntamiento, así como la antigua sede de Obras Públicas en Blasco Ibáñez, que hoy es una delegación de la Agencia Tributaria.
Por lo demás, el Consell ya ha realizado movimientos con la intención de reocupar algunos edificios emblemáticos en desuso, como la Cigüeña, que podría pasar a ser la sede de la Conselleria de Transparencia, o un bajo de la calle Colón, para el que se busca inquilino, tal vez la Agencia Valenciana de Turismo.
