El Puig de Santa Maria pertenece a ese puñado de municipios valencianos conscientes de su propia historia. Al menos, desde hace unos cuantos años su ayuntamiento ha intentado aprovechar los edificios históricos que guarda la localidad (el monasterio, la cartuja, el Castell de la Patà, las trincheras...) y que el nombre del pueblo aparece en multitud de libros, para sacar un rédito económico por la vía turística. Otra cosa es que se invierta lo suficiente para conservar y potenciar este patrimonio o se haya hecho de la forma correcta. Pero esa es otra historia. Y de historia van precisamente las tres rutas que ha diseñado el consistorio y que ofrece a través de su oficina de turismo. Las tres son fáciles de seguir y tienen un evidente espíritu familiar que intenta facilitar la comprensión de los hitos históricos que han sucedido en este lugar, así como revelar su importancia sobro todo en la conquista del Regne de València.

De eso trata precisamente la ruta llamada «La Huella de Jaume I en el Puig», un recorrido de hora y media (las próximas fechas de la visita guiada son el 28 de noviembre, 12 y 26 de diciembre) que se inicia en las escaleras del monasterio „donde la leyenda dice que se apareció la virgen a las tropas del monarca aragonés para guiarles en la victoria ante los musulmanes„ y va atravesando las calles y plazas del casco antiguo de la localidad hasta llegar a los restos del Castell, construido en el siglo XI por los árabes en uno de los dos cerros bajo los que se levanta el municipio, fortificado por El Cid y destruido por Zayyan para que Jaime I no pudiera utilizarlo para conquistar Valencia.

La ruta de la «Huella de Jaume I» se complementa con la denominada «Ruta de los Caballeros y Princesas», que consiste principalmente en una visita adaptada para niños al monasterio. En el año 1237 el rey Jaume I ordenó la construcción de la iglesia sobre este mismo montículo cuando, según se cuenta, el padre Pedro Nolasco encontró bajo una campana la imagen bizantina de Nuestra Señora de los Ángeles. Su obra se terminó en 1240, pero pronto el espacio de la iglesia resultó insuficiente para acoger a todos los peregrinos que venían a adorar a la patrona de Valencia y su Reino. Por eso a partir de 1300 se construyó la actual iglesia de estilo gótico sobre el templo original y en 1588 se empezó a construir el monasterio. En su interior se pueden visitar los claustros, el salón Real (de uso exclusivo de los monarcas españoles), el salón gótico de Jaume I, y el salón de la Cerámica con piezas romanas e íberas. Las próximas visitas guiadas están previstas para el 21 de noviembre y el 19 de diciembre.

La última de las rutas da un salto de siete siglos en la historia, aunque de unos pocos metros en el espacio. En la primavera de 1938 las tropas franquistas avanzaban hacia Valencia y el Gobierno republicano decidió construir unas fortificaciones en forma de arco en torno a la ciudad de Valencia. Es la conocida como la Inmediata que va de Los Carasoles en Riba-roja hasta el Puig. En esta localidad se conservan cinco puntos de defensa: una batería antiaérea situada en la costa que está declarada BIC desde julio del 2006, y las trincheras y búnkeres de los montes del Cabeçolet, Cabeç Bort, Santa Bárbara y la montaña del Castell. Para lo que queda de año hay visitas de hora y media programadas para el 15 y 29 de noviembre y el 6 y 20 de diciembre.