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Último adiós

Un tanatorio para mascotas

Una empresa ofrece en Xirivella una sala para ver la incineración y llevarse sus cenizas en una urna

Un tanatorio para mascotas

Un tanatorio para dar el último adiós de forma íntima e incinerar a las mascotas. Este el servicio que ofrece desde hace poco más de un mes una empresa ubicada en el polígono industrial Els Oficis de Xirivella.

El gerente de Cresma, Víctor Escrihuela, explica que la idea «surgió un poco por locura. Comprobé que no había nada parecido en la zona de Valencia, me estuve informado de la legislación y los permisos, hablé con algunos veterinarios y me arriesgué a montarlo». El negocio funciona principalmente a través de clínicas veterinarias, que son las encargadas de derivar a los clientes interesados hasta sus instalaciones.

«Pero también pueden venir los dueños de forma particular. El único requisito es que nos digan en qué veterinario han tratado al animal para ponernos en contacto con ellos y verificar toda la documentación. Es un tema de seguridad para evitar cualquier problema», detalla Escrihuela.

Desde 60 hasta los 300 euros

Por una cantidad que oscila entre los 60 y los 300 euros „el peso del animal es un factor a tener en cuenta en la tarifa„ el cliente puede elegir entre tres modalidades de cremación. La más «habitual», según el gerente de Cresma, es la colectiva, en la que se realiza una incineración de varios animales a la vez sin que se tenga la posibilidad de recuperar las cenizas. En este sentido, Víctor Escrihuela recuerda que «esta prohibido enterrar a cualquier animal en un terreno, incluso en una propiedad privada, y que si se descubriera el cuerpo, el Seprona sancionaría a su propietario rastreando el chip indentificador».

Las otras dos opciones son la incineración individual y la presencial. La primera consiste en la cremación de la mascota y la recogida de sus cenizas en una urna ya sea para su posterior conservación o biodegradable para enterrarla. La segunda posibilidad, más cara y por el momento menos habitual, permite al propietario despedir a su animal doméstico de una manera íntima en el interior de una sala velatorio como la de cualquier tanatorio convencional .

«Peinamos al animal, lo arreglamos y lo presentamos de forma cuidada detrás de una cristalera. Además los clientes tienen la posibilidad de escribir una última dedicatoria en el libro de firmas y presenciar el momento en el que se introduce el cuerpo sin vida en el horno crematorio. Aquí, es el propietario y sus familiares los que deciden hasta qué punto quieren ver el proceso», explica el gerente.

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