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Medio Ambiente

Los efectos del calentamiento global limitan ya la producción agrícola

El investigador Rodolf Canet propone explotar «el enorme potencial» del suelo como sumidero de carbono

Los efectos del calentamiento global limitan ya la producción agrícola

Rodolf Canet, coordinador del Centro para el Desarrollo de la Agricultura Sostenible del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), aseguró ayer que muchos cultivos del arco mediterráneo se desarrollan ya en «condiciones limitantes» para su productividad y que sería un error pensar que hacen falta «grandes modificaciones climáticas» para que los daños se evidencien.

El investigador, que intervino como experto en las jornadas las jornadas «El Mediterráneo frente al Cambio Climático» convocadas por la conselleria de Agricultura, recuerda que el déficit de precipitaciones atribuido a las modificaciones en el régimen de lluvias ha provocado ya no solo una reducción de los caudales disponibles sino también un descenso de la calidad en las aguas de riego que están salinizando amplias zonas de cultivo en el sur de la Comunitat Valenciana. «Son datos reales, de ahora, pero es que los modelos elaborados para cada escenario del cambio climático indican aumentos de salinidad —y productividad— muy preocupantes».

Otras consecuencias directas del cambio climático serán el desplazamiento de los cultivos o el cambio obligado de variedades por otras más resistentes. «En ambos casos, esta transición supone una inversión económica muy importante a la que no todos los actores del sector son capaces de enfrentarse», asegura.

Canet sostiene que la agricultura valenciana debería integrarse en un proceso de economía baja en carbono como una posibilidad de adquirir «ventajas competitivas». Sin embargo, recuerda que este camino «obliga a asumir procesos que pueden resultar más caros e incluso menos eficientes si reducen la huella de carbono».

Sin embargo, la gran baza de la agricultura frente al cambio climático sería, en opinión del investigador, «hacer un uso activo del enorme potencial de la agricultura para compensar emisiones mediante el secuestro de carbono en forma de material vegetal estable y, sobre todo, de materia orgánica estabilizada en el suelo».

«Cada aumento de un punto porcentual de materia orgánica en el suelo equivale aproximadamente al secuestro de 80 toneladas de CO2, lo que nos indica el enorme potencial de los suelos agrícolas como sumideros de carbono», concluye.

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