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Testimonio

El viaje del sirio Tamer Karim, el único superviviente de un naufragio

La noche del 5 de noviembre, un refugiado de 57 años llegó a Valencia tras un periplo de 10 días en el que ha empleado 5.000 euros en atravesar Europa con lo puesto, un diario y una cámara de fotos

Tamer Karim oculta su rostro detrás de su pasaporte. Germán Caballero

Cuando comenzó al guerra civil en Siria pasó cuatro días secuestrado por partidarios del actual jefe de Estado del país. Tras pagar un rescate de 10.000 euros fue liberado. Poco después, el Estado Islámico bombardeó su tienda de decoración, en Damasco. Había sufrido multitud de robos y extorsiones pero, definitivamente, ese fue un punto y aparte. Se había quedado sin medio de subsistencia. La vida en Siria era imposible. Y se marchó a Turquía. Allí vivió cuatro años hasta que el pasado 25 de octubre tomó la decisión de venir a Valencia. Se había enamorado y quería emprender aquí una nueva vida junto a su pareja, que vive en Pilar de la Horadada.

El pasado 5 de noviembre llegó a Valencia tras un viaje de diez días donde naufragó en el Mediterráneo „fue el único superviviente de una embarcación con 47 personas„ y empleó 5.000 euros en llegar hasta Alemania junto a miles de refugiados para luego marchar solo hasta Valencia y respirar tranquilo al amparo de Cruz Roja. Esta es su historia. Su nombre y su rostro, sin embargo, quedan en el anonimato «por seguridad». A partir de ahora lo llamaremos Tamer Karim. Tiene 57 años y una sonrisa eterna que esconde las desgracias que le han hecho mella. Las heridas son internas. Pero poco a poco van sanando.

Tamer Karim sabía perfectamente dónde tenía que iniciar el viaje a Europa: en Izmir, Turquía. Las mafias han hecho de esta zona su mercado particular. «Allí todo el mundo ofrece embarcaciones a diferentes precios. Los trayectos más cortos son los más caros y yo elegí una ruta intermedia», explica. Ni tan siquiera pestañea al relatar lo que él mismo denomina su «viaje de la muerte». Pensó que moría en el Mediterráneo. Y le faltó muy poco.

Un embarcación con 46 personas

«Subí a la embarcación el 27 de octubre a las 23,30 horas, con 46 personas más. Fui el único que consiguió llegar con vida a una isla griega y, sinceramente, no se ni cuál era», relata. De hecho, salvó su vida por los consejos que le dio su hijo, que había realizado el viaje a Europa meses atrás para establecerse en Bélgica. «Me dijo que me envolviera la documentación en un plástico y me la colocara en el antebrazo. Pero sobre todo me recomendó que me atara una cuerda fuerte a la cintura, y que luego atara el extremo al bote. Eso fue lo que me salvó la vida», explica.

El relato del naufragio pone los pelos de punta, sobre todo porque se repite a diario: «En plena noche, te meten en la embarcación con prisas, sin explicarte nada y dejando tus maletas en tierra. Aunque lleves la documentación, o ropa de repuesto, o dinero... Ni te preguntan. Las mafias se quedan con todo y te envían a la muerte. El que dirige la embarcación es uno de los que realiza el viaje. Nadie tiene conocimientos náuticos. Viaja gratis a cambo de conducir la barca y destruirla cuando llegue al otro lado. Así se aseguran de que el negocio siga siendo rentable».

Las mafias le explicaron que el viaje apenas duraría 45 minutos. Tamer Karim se pasó al menos diez horas en el mar, inhalando gasoil y agua de mar. Sin comer ni beber nada. Encoge las manos para explicar el frío que pasó. En ese «viaje de la muerte», la primera en morir fue una niña de seis años. «La pequeña falleció al inhalar el gasoil porque uno de los depósitos se había roto. La gente no quería que cundiera el pánico así que la abrazaban como si estuviera dormida para evitar que sus padres se enteraran», explica. Finalmente se cumplieron los peores temores y la barcaza volcó. «Vi cómo la gente se desperdigaba y se perdía en el mar. Yo estaba atado a la barca y aguanté como pude. Fui el único. Al amanecer divisé la costa y una persona me socorrió. Al día siguiente vi llegar a otro naufrago como yo, e hice lo mismo: correr a ayudarle».

«Solo yo quería llegar a España»

El 31 de octubre, Tamer Karim emprende el viaje a Atenas para luego atravesar Macedonia, Serbia, Hungría, Eslovenia, República Checa y Alemania. El protagonista de esta historia no quería ir a Alemania, pero era el único. «Nadie quería venir a España. En Alemania dan trabajo, y todo el mundo va allí. Pero yo quería y quiero vivir en Valencia. Cuando llegué a Alemania evité que me tomaran los datos y empecé solo mi nueva aventura hasta España», relata.

De este intenso viaje de 10 días guarda multitud de anécdotas y recuerdos. Perdió el móvil en el mar y estuvo incomunicado hasta que, en Barcelona, un palestino que conoció en la estación de tren le dio el suyo. La solidaridad se predica con el ejemplo. Tamer suma desgracias y encuentros de los que guarda un buen recuerdo. Amigos que le han acompañado en el viaje y que no olvidará jamás. Lo tiene todo documentado. Consiguió conservar su cámara de fotos y un cuaderno con letras de canciones «para que no se me olviden» que le ha servido de diario. Fechas e imágenes que retratan el drama que viven a diario miles de personas en busca de un futuro mejor.

Explica cada imagen en la sede de Cruz Roja, al ONG que se encarga ahora de él. Llegó a Valencia la noche del 5 de noviembre. Durmió en un hostal que Pedro y dos valencianos más, anónimos y desconocidos para él, le ayudaron a buscar. A partir de ahí, Pablo es su trabajador social de Cruz Roja y «su ángel de la guarda». Karim, su traductor y fiel compañero. Y con todo el dolor vivido, solo tiene palabras de agradecimiento.

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