El tono de la relación entre el obispo de Mallorca y su secretaria era más afectuoso que el declarado por los protagonistas una vez ha trascendido ésta. Sorprendería escuchar a Antoni Burguera -el cura en el cargo de mayor confianza- referirse en ocasiones a su superior como «Javi», o tutearle como hacía Sonia V., sorprendiendo a los entornos de los dos protagonistas.

La relación fue adquiriendo un cariz más íntimo del que reconocen Salinas y su antigua colaboradora tras aflorar la denuncia del su marido. «Angelito» es otro de los apelativos usados en alguna ocasión por ella para referirse a su jefe, al igual que otros términos igual de afables.

Una de las cosas más llamativas fue la desazón expresada por Sonia V. al comunicarle repentinamente Salinas que iba a ausentarse durante casi una semana de Mallorca para ir a Madrid, y que tendría poco tiempo para hablar. «¿Ves lo poco que me quieres?» recriminaba cordialmente ante la frialdad del prelado su secretaria.