Marta Planells se ha recorrido las redacciones de media Valencia pero no conseguía un trabajo que no fuera en prácticas ni que tuviera un sueldo que le permitiera vivir fuera de casa de sus padres por trabajar jornadas maratonianas. No era eso lo que le importaba. No se le caen los anillos por trabajar las horas que haga falta, pero salir del nido familiar implica unos ingresos que ni recibía ni tenía aspiraciones de conseguir Así que, muy a su pesar, se marchó de Valencia hace dos años. Vive en Dallas. Eso sí, con su novio. Que él consiguiera trabajo allí fue la clave para elegir este destino y no otro.
Lo echa de menos todo. La comida „lo último que consiguió hace poco fueron aceitunas y casi llora de la alegría por no decir que, cuando está en España su frase más pronunciada es «que bueno está todo»„, el clima, la familia, los amigos... Siente que su país le ha fallado porque considera su exilio «injusto». «Hay muchísima emigración. Solo en Dallas hay 300 familias españolas y seguro que contabilizó por lo bajo. Esta situación es injusta», asegura.
Como buena periodista, sigue la actualidad española e hizo lo imposible para ejercer su derecho a voto... sin conseguirlo. Ni allí, ni aquí. «A distancia fue imposible. Revisaron el censo en agosto y poco después cambiado de dirección. Debíamos rellenar un formulario en persona a más de tres horas y media así que pensamos ir a votar a España y punto. Pero tampoco. Como el consulado sabe que residimos en el extranjero tampoco constábamos en el ceso electoral. Indignante», explica. Pero ahí no acaba la cosa. Tampoco tiene médico de familia, por el mismo motivo. «Es mejor no decir que estás fuera y punto porque como te inscribas en el consulado vas listo. ¿Qué será lo próximo? ¿Quitarme el pasaporte?».
