Al pozo sin fondo que durante años ha supuesto para el Consell su sector público empresarial, se ha unido en los últimos años la losa del rescate del Estado en forma de Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) o Plan de Proveedores. Ya lo advirtió el Síndic en 2013 (el rescate amenaza la viabilidad de la Generalitat) y lo reitera en el nuevo documento al constatar cómo la adhesión a estos mecanismos ha permito respirar al Consell y pagar a los proveedores, pero ha disparado su deuda financiera.

A 31 de diciembre de 2014, la deuda financiera ascendió a 34.907 millones. El incremento respecto a 2013 (un 22,7%) se debe, por tercer año consecutivo, a la financiación obtenida por el rescate (8.277 millones en 2014) y por la asunción de la Generalitat de la deuda de sus entidades públicas (1.059 millones). El auditor destaca también la refinanciación a deuda a largo plazo de desudas formalizadas en 2013 a corto plazo por importe de 1.032 millones.

Con estos datos, no es de extrañar que ayer el Síndic de Comptes, Rafael Vicente Queralt, instara a «replantearse en serio y de verdad» una revisión del sistema de financiación autonómica para evitar las tensiones de tesorería, ya que los mecanismos del Estado «no son suficientes». «El enfermo está necesitado de un choque de vitaminas en el sentido de que habría que dotarlo de manera estable», manifestó Queralt».

Por otro lado, el informe entregado ayer al presidente de las Corts, Enric Morera, insta al Consell a incluir en la cuenta de la Administración de 2015 una provisión para hacer frente a la multa de 18,9 millones impuesta por la Unión Europa a España por la manipulación de los datos del déficit.