Sencillez, solidaridad, alegría, misericordia, oración, silencio y cánticos. Estas palabras definen a la comunidad de Taizé, ubicada en la aldea francesa del mismo nombre, que fue fundada por el hermano suizo Roger en los años 40 del siglo pasado.

Desde entonces, esta congregación trabaja por la conciliación de católicos, protestantes y ortodoxos y desde los años 70 organiza la denominada «peregrinación de confianza», que congrega a jóvenes europeos en una ciudad diferente cada fin de año. Valencia, sede del encuentro de 2015 fue precedida por Praga (República Checa) y será precedida por Riga (Letonia), como se anunció ayer.

Durante estos días, la ciudad ha acogido a 15.000 jóvenes de diferentes países que se han integrado en las parroquias de la ciudad y alguna de la provincia. Además, se han alojado en casas de familias que se han ofrecido a acogerles. Es el caso de Sergio Pelarda, de Vilamarxant. Él conoció Taizé hace 14 años y cuenta que es «un regalo muy grande» que Valencia haya sido sede. Él ha dado alojamiento a cuatro jóvenes, dos franceses y dos de Sevilla. En la parroquia de Vilamarxant han recibido a 110 peregrinos: ucranianos, húngaros, alemanes, franceses, serbios, portugueses y españoles de otras comunidades autónomas.

Acogida de las familias

«Lo que más me gusta de estos encuentros es la facilidad que tenemos de hacer las cosas; si todos pusiéramos de nuestra parte así...» se arreglarían los principales problemas del mundo, opina Sergio. «Dando un poco de amor del que tenemos dentro podemos hacer un mundo mejor», opina este joven de 29 años.Sergio afirma que es «muy bonito» poder devolver lo que a él le ofrecieron en los 13 encuentros en los que ha estado anteriormente, cuando era él quien viajaba.

Además de las actividades en las parroquias que tienen lugar por la mañana, por las tardes se realizan talleres, pero no olvidan los rezos. Hay conjuntos a las 14 horas y a las 19 horas, en la Catedral, en Santa Catalina y en dos carpas ubicadas en el antiguo cauce del río.

Las oraciones al «estilo Taizé» son peculiares. Se repiten cantos basados en los salmos con una entonación y musicalidad peculiares, como destacan los asistentes, y se deja tiempo para meditar en silencio, lo que impresiona en las oraciones multitudinarias que congregan a miles de personas.

Hoy, último día de encuentro, pues mañana los jóvenes comparten la comida con sus familias de acogida y por la tarde parten hacia sus ciudades de origen, la celebración de año nuevo es en las parroquias. A partir de las 23 horas se celebrará la vigilia y después comenzará la fiesta en la que los jóvenes bailarán y cantarán al estilo típico de sus países de origen.