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Peligro de desplome

Dos laderas inestables amenazan con derrumbarse en el embalse de Cortes

En 1988, Iberdrola ya intervino para paralizar el desplazamiento de un gran bloque de tierras - La elevación del nivel freático puede ser la causa

Dos laderas inestables amenazan con derrumbarse en el embalse de Cortes

El deslizamiento de la ladera de Cortes de Pallás que ha mantenido prácticamente incomunicado al municipio valenciano desde el pasado 6 de abril hasta hace apenas una semana no es el único deslave que afecta al cañón fluvial del Júcar, donde se han registrado varios antecedentes de deslizamientos, se mantiene bajo estricta vigilancia el que afecta a una ladera de la presa de Cortes II, y registra dos grandes derrumbes en una situación muy inestable situados bajo el castillo de Chirel ( Cortes II) y en el vecino pantano del Naranjero que amenazan con colapsar sobre las aguas de los embalses y provocar una ola súbita de impredecibles consecuencias.

Oscar Navarro, vecino de Cortes de Pallás, ingeniero industrial y responsable del blog «Aventuras Geológicas en el Cuaternario», sostiene que se trata de fenómenos naturales que afectan al cañón del Júcar acelerados probablemente por el efecto del agua (nivel freático gobernado por el embalse) sobre los materiales más blandos en el corte estratigráfico del enorme surco abierto por el Júcar.

No obstante manifiesta que sería necesario mantener una vigilancia permanente sobre los incipientes deslizamientos„como ya se hace sobre el situado cerca de la presa„ para anticiparse a un posible colapso que en algún caso arrojaría miles de metros cúbicos de materiales sobre el embalse.

Zona de riesgo y antecedentes

En 1989, la cercana localidad del Oro sufrió un deslizamiento que afectó al casco urbano, donde se hundió una calle. Poco después, en 1990, el actual responsable del Instituto Tecnológico Geológico y Minero (ITGE) en la Comunitat Valenciana, Bruno Ballesteros, realizaba una propuesta de solución y recomendaba intervenir «con urgencia» en dos deslizamientos potenciales situados en los kilómetros 5,700 y 19,700.

Poco antes, los trabajos de construcción de la presa y el llenado de Cortes II provocaron la reactivación de un deslizamiento anterior. Sólo una intervención rápida, estabilizando el talud, permitió salvar la infraestructura», recuerda Navarro.

Desde entonces otros deslizamientos se han producido tras el llenado del embalse, probablemente tras la elevación de la lámina de agua.

En este contexto de compleja geología destaca el entorno de la Muela, sobre todo por la magnitud de los procesos en marcha y su posible afección a infraestructuras. «En realidad, la Muela es como una tarta en la que alternan niveles menos coherentes (margas, arenas, arcillas) que dan lugar a las laderas tendidas con otros más resistentes (calizas y dolomías), que forman los cantiles», añade Óscar Navarro.

El Júcar es el elemento que ha ido erosionando en la base y descalzando los taludes de materiales más blandos en los que apoyan las rocas. «Eventualmente la ladera se colapsa y una avalancha de escombros se precipita hacia el cauce mientras las laderas alcanzan nuevamente el perfil de equilibrio» en un proceso erosivo constante que dura ya millones de años y ha conformado el espectacular paisaje de esta comarca.

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