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Procesos geológicos que afectan a infraestructuras

Las señales que anticipaban un deslizamiento de la ladera situada sobre la CV-428 fueron ignoradas

La ladera norte de la Muela de Cortes donde se produjo el derrumbe que dejó prácticamente incomunicados durante nueve meses a los habitantes de Cortes de Pallás acumula en apenas 300 metros dos carreteras „la colapsada CV-428, y la vía de evacuación del Plan de Emergencia Nuclear (Penva) entre Cortes y Otonell„ , el acceso al interior del complejo hidroeléctrico de la Muela y la estación de bombeo de la fallida toma del Júcar-Vinalopó.

La capacidad de movilizar hasta 1.700 megavatios de potencia eléctrica en apenas unos minutos hacen de Cortes-La Muela un aprovechamiento esencial e insustituible cuya importancia crece, además, en paralelo al desarrollo de otras energías como la eólica, que requiere el respaldo de la central valenciana. Hay mucho en juego en un espacio reducido y sujeto, como se ha visto, a riesgos geológicos.

Pese a la reapertura de la carretera, Óscar Navarro, cree que el acceso actual a Cortes de Pallás y a la caverna donde se sitúan los grupos de turbina/bombeo de la central hidroeléctrica «está condenado».

Incluso las obras realizadas pueden resultar a la larga contraproducentes, ya que la explanación realizada no ha hecho más que descarnar aún más una ladera que «tiende al equilibrio» y que ya había dado señales de inestabilidad, como se aprecia en la imagen, donde se ven las grietas y la deformación de la bionda en la carretera del Penva en una imagen de poco antes del derrumbe.

La construcción de otro puente y otro acceso tendría un coste muy elevado„habría que vaciar el embalse para cimentar, dejando de producir energía„o colocar un carísimo puente de tirantes„ aunque la importancia del complejo hidroeléctrico, que escapa a la propia Iberdrola, puede hacer de este reto una cuestión de Estado.

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