El exconseller, exdelegado del Gobierno en la Comunidad y exdiputado del PP, Serafín Castellano, cierra la primera jornada de comparecencias de la comisión especial de investigación sobre el accidente de la Línea 1 del metro de Valencia de 2006, en el que fallecieron 43 personas y resultaron heridas otras 47.

Así, este viernes se tendrán que someter a los preguntas de los diputados de esta comisión los que fueron los portavoces de los diferentes grupos parlamentarios cuando en 2006 se celebró la primera comisión sobre el siniestro.

El primer en comparecer será, a las 10.30 horas, el que fuera el portavoz del Grupo Mixto, Francisco Javier Tomás. A continuación, a las 11.30 horas, llegará el turno del exrepresentante de Esquerra Unida-Els Verds-Esquerra Republicana: Entesa, Juan Antonio Oltra, al que seguirá el exdiputado socialista Andrés Perello. Finalmente, a las 13.30 horas, tendrá que comparecer el exportavoz del PP Serafín Castellano.

Tras la jornada de este lunes, la comisión de investigación sobre el accidente del metro ha aprobado un calendario de trabajo con 19 sesiones --todas en viernes-- desde mediados de enero y hasta el 17 de junio, sin perjuicio de que los diputados puedan ampliar el número de reuniones si así lo consideran oportuno. En principio, en cada una de estas sesiones intervendrán cuatro personas para llegar así a los alrededor de 70 comparecientes que se aprobaron.

Entre ellos, destacan el expresidente de la Generalitat Francisco Camps; el exconseller y expresidente de las Corts Juan Cotino; el exconseller de Infraestructuras Mario Flores; la exgerente de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) Marisa Gracia, así como Beatriz Garrote, que fue presidenta de la Asociación de Víctimas del Metro, y varios exresponsables de Radio Televisión Valenciana como Lola Johnson, Pedro García o Luis Motes, además de responsables y trabajadores de la FGV y representantes sindicales.

En la primera comisión de investigación sobre el siniestro, que duró cuatro días, el dictamen que aprobó el PP en solitario consideraba que el siniestro no era ni "previsible" ni "evitable" y se eximía al Consell de cualquier responsabilidad política.