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¿Cómo un joven que abandona la escuela a los doce años y se pone a vender calcetines hasta los 23 llega a ser uno de los 30 jóvenes más influyentes para «Forbes»?

Dicho así parece complicado, pero ha sido un proceso orgánico. Yo pasé la mayor parte de mi infancia leyendo cómics, oyendo música estadounidense y leyendo libros de filosofía en la biblioteca de Alfafar por las tardes. Con 23 años tuve la oportunidad de viajar y participar en cursos y seminarios internacionales. Ahora, lo que se ha valorado en mí es el uso de la cultura popular como una herramienta para la educación en derechos humanos. Y poderlo aplicar a la realidad de los gitanos en el Este de Europa y en el área mediterránea es lo que ha llamado la atención de mucha gente.

¿Y en qué consiste?

La Unión Europea quiere crear educación para los derechos humanos. Pero falla porque no hay una moralidad común: la gente pertenece a diferentes culturas, religiones o tendencias políticas. Sin embargo, la cultura popular „especialmente la cultura popular estadounidense de la segunda mitad del siglo XX y del XXI„ nos da unas parábolas y metáforas que podemos utilizar como educadores. Sirven para trabajar valores y cambiar la percepción de la mayoría de la sociedad en tópicos importantes.

¿Por qué dejó los estudios?

Es una historia muy típica: la mayoría de gitanos en Europa no tienen la oportunidad de acceder a la educación secundaria. Yo sufrí discriminación estructural. El racismo real no es de los skinheads, sino un proceso histórico y estructural. Yo tuve una oportunidad aparente, pero no real. La pobreza estructural de mi hogar, la falta de cultura de estudios superiores en mi entorno€ La experiencia histórica de los gitanos en el colegio ha sido en la práctica un infierno. Yo sufrí muchísimo en el colegio.

¿Por qué?

Fui diagnosticado como joven con altas capacidades. Para mí era un infierno ir al colegio porque la gente no me entendía. Así abandoné el colegio y me dediqué a la venta ambulante como mi familia.

¿Y cómo se convirtió en activista por los gitanos?

¡Nunca me planteé convertirme en activista y defender los derechos de nadie! Mi vida la pasaba en el mercadillo ambulante, visitando a mis primos y a mi familia€ Era una vida bastante gitana según el estereotipo instalado. Pero a los 23 años conocí a gente de distintas organizaciones europeas en una cumbre en Córdoba. Esa gente apostó por mí. Y me di cuenta de que teníamos unas capacidades que los jóvenes gitanos podíamos utilizar para cambiar la situación a mejor. Y al ser consciente de la realidad de los gitanos a nivel europeo „que es terrible y que incluye desde segregaciones en los colegios de forma legal hasta crímenes de odio y asesinatos„, cuando tomas conciencia de todo ello, el activismo no es una opción, es la única forma de vivir y entender tu identidad.

No hay alternativa.

No. Magneto, de los X-Men, dice que «la paz nunca fue una opción». Es así. Hay que pelear y seguir reivindicando lo justo. Aunque parezca casi imposible.

Viajó en coche desde la tumba de Camarón hasta la ciudad india donde incineraron a Ghandi.

Sí, fueron 40.000 kilómetros en coche por 17 países durante siete meses en compañía de una chica que tenía una beca americana para estudiar la realidad de los gitanos en Europa. No sólo vi una relación enorme entre las distintas comunidades gitanas, sino que jamás nadie me cerró la puerta. Finalmente, desde Bulgaria volamos a India: allí estuvimos en la ciudad de la que salieron los gitanos en diáspora hace mil años.

Y ahora sale en la lista.

Aparecer en esta lista es anecdótico, pero sí celebro que sea la primera vez que aparece un gitano en la revista Forbes desde que se fundó y que aparece la palabra gitano tres veces en el texto.

¿Han de ser más combativos los gitanos?

La resistencia los caracteriza. ¡Es la única comunidad que sin tener una tradición escrita ha podido sobrevivir durante más de mil años en diversos territorios hostiles! Hemos conservado un sentido propio de la identidad y una cultura de la resistencia. Los gitanos son combativos. Y no puedo atribuirles la responsabilidad de la discriminación y las cosas horribles que padecen. La responsabilidad es de la sociedad mayoritaria y de una clase política que es muy tibia. Y hay otra cuestión.

¿Cuál?

Que los estereotipos son tan brutales que, en ocasiones las propias comunidades estereotipadas los absorben. Es la autoestigmatización social. Por eso los gitanos necesitan más autoconfianza.