Llegó en 2010, en un momento en el que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) debía decidir si abría juicio oral contra el entonces presidente de la Generalitat Francisco Camps. Seis años después, la primera mujer presidenta del alto tribunal valenciano, Pilar de la Oliva, ha sido reelegida en el cargo para gestionar la justicia valenciana; justo en la misma semana en la que otros políticos del PP, como el otrora presidente de la Diputación de Valencia Alfonso Rus, han dormido en el calabozo tras una macrorredada contra la corrupción.

Junto a la necesidad de reforzar los juzgados, la corrupción fue, precisamente, uno de los ejes que vertebraron la exposición de la magistrada el pasado 12 de enero ante el pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ): Ayer, este mismo ente confirmó con 12 votos de los 21 posibles la renovación de De la Oliva al frente del TSJ. Por su parte, el también candidato y presidente de la Audiencia Provincial de Alicante, Vicente Magro, cosechó nueve apoyos. A De la Oliva y Magro se unían como aspirantes al puesto el presidente de la Sección Cuarta de la Audiencia de Valencia, Pedro Castellano, y el titular del Juzgado de Primera Instancia número 15 de Valencia, Juan Francisco Mejías.

Los cuatro pertenecen a la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura, aunque quizá De la Oliva sea la que ostente un perfil más independiente, hecho que en su día le valió para granjearse el beneplácito de las fuerzas progresistas de la judicatura.

La independencia es precisamente una de las cualidades más destacadas por el resto de agentes judiciales. «Lo es no solo en el contenido, sino en las formas. Se ha ganado una credibilidad entre la sociedad, y eso es muy importante teniendo en cuenta el momento en el que vivimos.

Ha sabido llevar el máximo tribunal valenciano sin interferencias partidistas y se la ha conocido por su dedicación», explica Joaquín Bosch, presidente de Jueces para la Democracia.

Bosch destaca además que Pilar de la Oliva es la única mujer de entre 17 presidentes de tribunales superiores. «Es muy representativo e indica que todavía impera mucho machismo en el sistema judicial, ya que hay más mujeres que hombres en la judicatura. Que la única presidenta hubiera perdido el cargo habría sido muy triste», reflexiona el juez.

Otra de sus luchas durante este mandato ha sido la de desatascar los juzgados y reclamar más medios. «Sobre todo en el contencioso se ha notado mucho», explica Mariano Durán, presidente del Consejo de Abogados de la Comunitat Valenciana. En la vista ante el pleno del Consejo General del Poder Judicial De la Oliva no dudó en reivindicar «más juzgados y más jueces para hacer frente al estrés, la presión y la impotencia porque, por más horas que se dediquen, los jueces ven que no pueden dar repuesta a los problemas de los ciudadanos». No en vano, hay juzgados con un 200 % más de carga de la que deberían soportar.

Pendientes de una comisión mixta

Mariano Durán se unió ayer también en los reconocimientos de este primer mandato de De la Oliva, que tildó de «independiente y buena. El único 0 'pero', quizás, es que no ha constituido la comisión mixta entre abogacía y magistratura, tal vez por falta de tiempo», lamenta el presidente de los abogados. «Es un ente que tienen otras comunidades autónomas y que funciona muy bien para resolver problemas a nivel organizativo, como plazas en los juzgados, carencias, etc. Un mecanismo de comunicación entre ambos cuerpos es muy necesario y sería muy recomendable ponerlo en marcha cuanto antes», reclamó Durán.

Entre el resto de puntos del programa de la presidenta se encuentra implantar el expediente judicial electrónico en un partido judicial de tamaño reducido y con sedes habilitadas, como Vila-real, Castelló o Elx, extender el programa de conformidades, seguir apostando por la transparencia y favorecer el uso del valenciano en sedes judiciales.

Tras conocerse ayer la noticia, la conselleria de Justicia se limitó a describir la relación con la presidenta del TSJ como «magnífica», remarcando que espera que continúe siendo, del mismo modo que lo hubieran intentado con el resto de candidatos que al final no han podido conseguir el puesto.

De la Oliva ingresó en la carrera judicial en 1982 y tuvo su primer destino en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Calamocha, para servir luego en Juzgados mixtos de Llíria, Mataró y Castelló de la Plana. En 1987 se convirtió en titular del Juzgado de Instrucción número 10 de Valencia, en el que permaneció hasta que, en 2010, fue nombrada presidenta del Tribunal Superior, un primer nombramiento que estuvo recurrido ante el Supremo por parte de José Madaria, otro de los candidatos que no pasó el corte. Finalmente no prosperó la reclamación.