No uno, sino dos son los cerrojos que protegen a la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, de que llegado el caso, un juzgado ordinario le tome declaración, al igual que se está haciendo con todo su antiguo equipo de concejales y asesores en el marco de la Operación Taula. Y es que Barberá tiene, como todos los senadores territoriales, un doble aforamiento: el de las Corts Valencianes (cámara que la designó para el cargo) y el que le otorga el Senado, donde tiene el escaño. Aunque el PP prefirió apartar a la exalcaldesa de la presidencia de la Comisión Constitucional, el lunes la situó por sorpresa en la Diputación Permanente de la Cámara Alta, un «seguro de aforamiento» en caso de que se convoquen nuevas elecciones y se disuelvan las Cortes Generales.

La maniobra del PP ha causado cierta extrañeza en los populares valencianos, sobre todo, teniendo en cuenta que tanto Génova como el PPCV han ido de la mano en la estrategia de presión para que Barberá dimita. Fuentes del Partido Popular no descartan que haya sido el propio presidente Mariano Rajoy, con quien Rita Barberá siempre ha mantenido buena relación personal, el que haya intervenido para no apretar demasiado a la exalcaldesa. El coste de su caída podría pagarla él. Los archivos están llenos de imágenes del presidente del Gobierno con loas a Barberá. Es por esto que en la cúpula del PPCV se cree que el asunto debe resolverlo Rajoy y ser él quien tome la decisión. De hecho, según estas mismas fuentes, la comunicación entre la calle Quart y la exalcaldesa está rota y ni si quiera la lidersa Isabel Bonig, su otrora amiga, habla ya con la senadora.

Por su parte, el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, por su parte, indico que él cree que «sería muy generoso» que la exalcaldesa de Valencia y senadora Rita Barberá «diera un paso atrás», para así evitar que se hable de ella y en cambio sí se hable de varios casos que afectan a los socialistas y a otros partidos. Por todo esto, en las últimas horas Barberá habría manifestado a su entorno más inmediato su malestar por la falta de apoyo del partido después de las acusaciones sobre corrupción vertidas sobre ella.

Un blindaje innecesario

Lo que más ha sorprendido en Valencia del sobre aforamiento de Barberá ha sido el hecho de que era innecesario, dado que la senadora no dejaría de estar aforada, aunque no hubiera estado en la diputación permanente. La pista de esta doble condición de aforada, que hasta ayer había pasado desapercibida, la dio su compañero de escaño en el senado y viejo rival, el expresidente de la Generalitat, Alberto Fabra, en una estrevista en la Cadena Ser. El exjefe del Consell apuntó que Barberá seguiría siendo aforada ya que debe su designación a las Corts Valencianes.

El dato lo rescató horas después en las Corts, el síndic socialista, Manolo Mata, para criticar al PP por su maniobra: «El PP está tan desnortado que ha intentado inventarse un doble aforamiento para Rita Barberá». Mata explicó que cuando se disolvió el Senado para convocar las elecciones del pasado 20 de diciembre los senadores pidieron a las Corts un certificado para acreditar que seguían siéndolo, dado que en la Comunitat no está previsto, como pasa en otras elecciones, volverlos a elegir una vez disuelta la Cámara Alta. Por tanto, su inclusión «es un escudo que si lo hubieran estudiado un poquito más no le hacía falta», aunque destacó que esto «demuestra que el PP está muy preocupado por esta cuestión». Con todo, el socialista recalcó que el aforamiento «no es garantía de nada», sino que lo que hace es dilatar la investigación. «Aforar dos veces por si pasa algo es un error bestial», indicó.

Fabra, sin embargo, no dudó en reiterar que es «difícil de creer» que la exalcaldesa no supiera nada de lo que sucedía en su grupo municipal cuando «su entorno» está siendo investigado e insistió en que debe dar la cara y explicaciones.