A las 7.15 horas del 29 de mayo de 2015 cinco agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional y la comisión judicial llamaron al timbre de la vivienda del delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Serafín Castellano, en Benissanó. El político nunca llegó al acto oficial que tenía previsto para las 10: la visita a las obras de emergencia del Ministerio de Medio Ambiente en Nules.

Al entonces jefe de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la Comunitat Valenciana se le informó del motivo de la «visita» por parte del secretario judicial. Después los policías procedieron a detenerlo. Tras informarle de sus derechos, se redactó un acta que, «en un primer momento, el detenido se negó a firmar». Aunque finalmente sí que estampó su rúbrica y una anotación al margen: su «desacuerdo con los hechos que me imputan». A partir de ahí seis horas de registro, que finalizó a las 13.30 horas.

Durante esa mañana, la esposa de Castellano tuvo que ser atendida por una crisis de ansiedad. La comisión judicial tuvo que autorizar la entrada en el domicilio del hermano del ex conseller, «médico de profesión para que atienda a la mujer del detenido, que refiere estar muy nerviosa y no querer ser asistida por ningún otro facultativo».

Durante la inspección de la casa, la policía se incautó de 12 relojes (entre ellos un Rolex, una de las marcas adquiridas por la empresa Avialsa), dos ordenadores (aunque Castellano aseguró que «no utilizaba ninguno»), 16 «pendrive» (con logotipos de Jimenez de Parga Abogados, la Conselleria de Gobernación, el Hospital General o del PP). En el trastero, la policía localizó el famoso rifle Browning (número de serie 311MR21017) que supuestamente le regaló el dueño de Avialsa, además de una mira telescópica marca Helia CSX y 7 facturas de la empresa que organizaba las cacerías a las que acudía el ex conseller, Aprovechamientos Cinegéticos SL, todas de 2009.

En el despacho privado de Castellano los agentes policiales también encontraron la denuncia que el ex gerente de Avialsa, Francisco Alandí, presentó ante la Fiscalía Anticorrupción en Madrid (origen de todo el caso), junto a la demanda que el propietario de la empresa, Vicente Huerta, interpuso contra su extrabajador. También hallaron un escrito con el encabezado «Contestación denuncia Alandí». También llamaron la atención de los policías una vidriera esmaltada de Ximo Roca, un cuadro de Ripollés y otro de Rafael Sempere. Castellano ha justificado la compra de la vidriera. Los cuadros fueron regalos que recibió como conseller y se quedó.