esagregar por sexos los datos correspondientes a ocupación laboral, empleo, desempleo o paro siempre aporta una información de interés, pues es un indicativo de la evolución laboral y el crecimiento de la población activa de cualquier comunidad, así como del nivel de igualdad/desigualdad efectiva entre mujeres y hombres en el mercado del trabajo desde la perspectiva de género. Asumiendo que el concepto de población ocupada hace referencia a la parte de la población activa que desempeña un trabajo remunerado, se puede afirmar que los índices de población activa de una determinada comarca incluyen tanto a las personas que tienen un empleo (ocupadas) como a las que están en paro.

Los informes estadísticos laborales coinciden en destacar que en los países del mundo occidental el crecimiento de la población activa durante la última mitad del siglo XX se ha producido gracias al creciente número de mujeres que han accedido al mercado de trabajo. Sin embargo, sigue habiendo bastantes mujeres de edades superiores a los 45 o 50 años que aparecen registradas con el rótulo de «sus labores» en el epígrafe correspondiente a profesión, no estando contabilizadas, por tanto, como población activa. La exclusión de las amas de casa de la población activa resulta inadecuada ya que excluye las actividades económicas reproductivas del mercado del trabajo y desvaloriza su importancia social como componente necesario para el desarrollo de la productividad laboral.

En el caso concreto de la provincia de Valencia, el análisis comparativo de la población ocupada entre las respectivas comarcas que la integran ofrece como primer resultado una concentración de la oferta laboral altamente desproporcionada entre las comarcas costeras, por regla general zona agrícola de regadío, y las del interior, preferentemente zona de secano. La población se concentra fundamentalmente en las comarcas de menor extensión, las costeras, que son las que gozan, a su vez, de mayor atractivo turístico y vacacional; de modo que las comarcas más extensas territorialmente, Los Serranos, La Plana de Utiel-Requena y El Valle de Cofrentes-Ayora, resultan ser también las menos pobladas y, por ende, las menos activas en cuanto a capacidad humana de trabajo.

La distribución ocupacional entre hombres y mujeres en la provincia de Valencia presenta una proporción bastante equilibrada, próxima al 50 %, en la comarca correspondiente al área metropolitana de Valencia, sin duda el territorio con mayor concentración de población. En todas las demás comarcas la relación se va desequilibrando, de manera que el nivel de ocupación de los hombres está por encima del de las mujeres. La desproporción se va intensificando a medida que nos alejamos de la capital, si bien es cierto que en ninguna comarca alcanza cifras excesivamente elevadas.

La interpretación de los datos descritos referidos a la población ocupada por sexos evidencia una tendencia creciente hacia la igualdad efectiva entre hombres y mujeres en la ciudad de Valencia y en la comarca de la Safor, zonas costeras, tendencia que se va diluyendo a medida que nos aproximamos a las comarcas del interior. El desequilibrio en el nivel de ocupación favorece un mayor flujo migratorio de mujeres que de hombres hacia la capital y zonas turísticas colindantes en búsqueda de empleo. Las medidas de acción implementadas y la legislación promulgada durante la primera década del siglo XXI no se aplican por igual en la totalidad de la provincia debido a las grandes diferencias entre los sectores oriental y occidental en lo que a oferta de trabajo se refiere.