Tarde o temprano llega el día fatídico en el que el hijo decide cortar el cordón umbilical, el momento en el que el tutelado lee una declaración unilateral de independencia. Justo eso acaba de suceder en la relación entre los dos vecinos de la Plaça de Manises. Sucedió el miércoles al mediodía. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, pidió a su vecino del ala norte de la plaza, Jorge Rodríguez „presidente de la diputación„ clemencia con el gerente de Imelsa José Ramón Tíller, quien estaba sentenciado por Rodríguez desde hace ya unas semanas. La labor de saneamiento en la empresa pública saqueada por Marcos Benavent ha sido acometida por el equipo directivo de Imelsa, capitaneado por Tíller y por la también gerente Agustina Brines (Compromís) con apoyo del gobierno provincial, aunque no en todas las decisiones.
Pero Tíller no es hombre de Rodríguez. Fue situado en el cargo por el vicesecretario del PSPV José Manuel Orengo, quien, por expreso deseo de Ximo Puig, ha sido hasta ahora jefe de gabinete del presidente de la diputación. Orengo es la mano derecha de Ximo Puig y la mano izquierda del vicesecretario de organización del PSPV, Alfred Boix. La semana que viene deja voluntariamente la primera línea política. Y Rodríguez ha querido llenar los huecos de poder, antes de que Puig decida por él. Situará al periodista Ricard Gallego como nuevo jefe de gabinete y hoy mismo el consejo de administración de Imelsa nombra a Victor Sahuquillo gerente de la empresa pública judicializada.
El malestar del jefe del Consell, de Boix y de Orengo es mayúsculo. El desplante de Rodríguez a Puig se interpreta como el primer paso para ir controlando directamente los espacios de poder de la diputación. Que viene a ser la antesala para levantar una estructura de organización y control del PSPV paralela a Blanquerías. No en balde, esa era una de las reticencias de Orengo y Boix cuando se oponían a que el alcalde de Ontinyent fuera el elegido para presidir la diputación. La candidata de los dos hombres fuertes de Blanquerías era la alcaldesa de Gandia, Diana Morant. Rodríguez obtuvo uno de los mejores resultados del partido en las municipales de mayo 2015 (por encima del 60%), es uno de los alcaldes con más proyección y su apoyo fue importante para la victoria de Puig en el congreso de Alicante en abril de 2012. Esas eran las bazas con las que logró el apoyo de Puig. Esas y el apoyo del de Ontinyent a Puig en el congreso de Alicante en el que descabalgaron a Jorge Alarte.
En aquel congreso, hubo dos comerciales clave para conseguir la ampliación de capital político que ayudó a Puig a quitarse el estigma del lermismo: Miguel Soler y José Manuel Orengo. Lograron atraer a alcaldes como Rodríguez o José Chulvi, de Xàbia, y dar un barniz de futuro a la candidatura. Pero no se fiaban de situar al de Ontinyent en el Palau de a Batlia, en un momento en el que quieren un papel de la diputación auxiliar al del Consell y está condenada al desmantelamiento. Era tal la desconfianza que hubo más de una reunión de confesionario del hoy presidente provincial con Puig y Orengo.
Ximo Puig contraataca
El nuevo gerente de Imelsa, Víctor Sahuquillo, también apoyó a Puig pese a formar parte de la ejecutiva del exlíder del partido Jorge Alarte. Hoy, en el Palau de la Generalitat le han puesto la cruz. No lo querían de gerente de Imelsa.
El destino del defenestrado Tíller „se ha intentado vender la destitución como dimisión„ no está cerrado, pero difícilmente será gerente de Egevasa como se pretendía. El mismo miércoles se celebró una reunión entre representantes de los dos socios de Egevasa, la diputación y Aguas de Valencia, y ahí se decidió que el hasta ahora gerente de Imelsa no será el máximo responsable de la semipública. Ese puesto se reserva a un técnico del socio privado. La información de Levante-EMV que destapó que Egevasa está en el punto de mira de la Fiscalía y el juez de la Operación Taula ha convertido la plaza en cargo reservado para persona de la máxima confianza. El presidente Jorge Rodríguez está muy preocupado por la investigación, que comprende las prórrogas de los contratos del agua u obras en depuradoras, circunstancias ambas que afectan a Ontinyent.
Puig contraatacó ayer mismo. Anunció dos decretos del Consell de coordinación con las diputaciones sobre turismo y deporte. «Se trata de sumar», dijo. De sumar para restar poder a los presidentes provinciales.
