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Entrevista

Federico Martínez Roda: "El Diccionari de l´AVL es el de todos los valencianos"

«Tenemos dieciséis secciones y queremos que los trabajos de investigación de cada una tengan más peso»

Federico Martínez Roda en la puerta de la sede de la Acadèmia, en un palacio de la calle Avellanas. germán caballero

Federico Martínez Roda llegó al decanato de la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV) con las ideas claras. Este requenense por vía materna y de padre bodeguero del Grau que subió a Requena para impulsar el negocio familiar, es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Católica de Valencia, que en el próximo curso ya ofrecerá el grado de Historia. Martínez Roda defiende la tesis de que solo hay una cultura valenciana, que se expresa en dos lenguas.

¿Cuál es su programa para impulsar la Acadèmia?

Queremos que la Acadèmia de Cultura Valenciana sea de todos, pero que a la vez, que la investigación tenga más peso.

Ese fue su origen, cuando en 1915 se crea el Centro de Cultura Valenciana para el estudio e investigación de la lengua y cultura.

Pero queremos que se perciba más. Con el centenario se ha activado la vida cultural de Valencia, y próximamente vamos a sacar un concurso para premiar las diez mejores tesis doctorales de temática valenciana, que luego publicaremos.

¿Tesis de todos los ámbitos?

Centrados en diez temas: arqueología, historia, historia del arte, ingeniería, arquitectura, geografía, medio ambiente, economía, y derecho. Las bases, que están en fase de redacción, van a salir muy pronto. Tenemos un patrocinador para cada una de esas tesis. Un tribunal juzgará las que se presenten cada año, en todo el mundo, pero siempre de temática valenciana.

¿Con su decanato la Acadèmia gira más hacia el mundo universitario?

El decano anterior también era catedrático de universidad, Enrique de Miguel. Cada decano tenemos nuestras ideas, el anterior estuvo muy centrado en el centenario y nosotros tenemos que gestionar el postcentenario.

Pese a los cien años de existencia, a la Real Acadèmia de Cultura Valenciana se la conoce más por su posición lingüística en la conocida como «batalla de Valencia».

Eso es lo que tenemos que superar.

El origen de la Acadèmia está en el Centro de Cultura Valenciana que fue todo un revulsivo a principios del siglo pasado.

El Centro de Cultura Valenciana es una consecuencia de la Renaixença, que primero se plasma en la poesía, en recobrar les Glòries valencianes, pero sus fundadores, la mayoría historiadores, se dan cuenta que hace falta una institución que dé continuidad a ese valencianismo. Tienen la suerte que el presidente de la Diputación es historiador, José Martínez Aloy, que acoge muy bien esa idea.

¿Cómo valora el cambio de gobierno producido en las instituciones valencianas el mayo pasado?

Somos una institución cultural y debemos tener buenas relaciones con las demás instituciones.

¿Ya las ha tenido?

Sí, normales y habituales.

¿Les ha presentado algún programa?

Pretendemos vertebral la Comunitat Valenciana. Durante el centenario ya celebramos actos desde Orihuela a Castelló, y vamos a seguir haciéndolo.

¿Abordarán la infrafinanciación?

Tuvimos una mesa redonda interesantísima, organizada por la sección de Economía —a veces se olvida que tenemos dieciséis secciones—, y vino el conseller Vicent Soler. Se fue muy satisfecho, porque dijo que nunca había pisado la Acadèmia.

Hablemos de la sección más conocida. ¿Van a propiciar un acercamiento a la Acadèmia Valenciana de la Llengua?

De todo nuestro trabajo se informa a la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL). Por eso nos gustó que el diccionario recogiera muchas de las palabras de «nuestro» diccionario. Las aportaciones siempre son buenas para un diccionario, porque cuanto más completo sea, mejor.

La publicación del Diccionari está cerca. ¿Acudirán?

Si nos invitan, no tendremos ningún inconveniente.

¿La Acadèmia de Cultura Valenciana reconocerá el Diccionari de la Acadèmia Valenciana de la Llengua?

El Diccionari de l’AVL es el de todos los valencianos. El primer diccionario de la Lengua Española del siglo XVIII no recoge muchas palabras americanas, porque probablemente se circunscribió mucho más a Castilla. En nuestro territorio hay muchas palabras que se van incorporando, porque todos los diccionarios son vivos. Con dialectos y sociolectos. No vamos a poner pegas al trabajo, muy esforzado, que hacen los académicos de l’AVL.

¿Ese Diccionari termina con la polémica entre Normes del 32 y Normes del Puig?

La polémica hoy está más entre los lingüistas, entre incluir determinadas palabras o no. Cuando esta Acadèmia introdujo los acentos modificó extraordinariamente las Normes del Puig, con un acercamiento muy grande a l'AVL. No sólo con este decanato, sino con Simó Santonja, referencia indudable del valencianismo, que asistía cuando le invitaron a l’AVL. Tenemos dieciséis secciones y queremos trabajar en las dieciséis, y los lingüistas de nuestra academia que hagan su trabajo, y me consta que en muchas ocasiones hablan con los miembros de l’AVL. De hecho el presidente de l’AVL era académico de esta casa.

La Acadèmia está repleta de profesores y catedráticos de universidad.

Somos 24 catedráticos y como todas las Reales Academias se entra por proposición de los propios académicos y quizás esa es la razón por el que todas, no solo ésta, pierden terreno en todos los países de Europa frente a los consejos culturales. Esta Acadèmia era el Servicio de Publicaciones de la Diputación. Por cierto, nunca ha expulsado a ninguno de sus miembros, porque cuando tras la Guerra Civil se van al exilio varios académicos, siguen siendo hasta que mueren. Luego, durante el franquismo se crea el Alfons el Magnànim, y con la autonomía se impulsa el Consell Valencia de Cultura, ya elegidos por políticos.

¿Cuáles son los mejores fondos de la RACV?

Tenemos joyas para la historia de Valencia, y nos siguen legando obras, la mayoría sobre historia.

¿Cómo se financian?

Mal. En la época del PP era muy baja, pese a que se decía que esta era la Academia del PP. La financiación pública nos aporta 120.000 euros, entre Ayuntamiento, Generalitat y Diputación, que sirve para pagar al personal. Todo el resto de actividades las debemos hacer patrocinadas. Sacamos ya más de esponsorizaciones que de las administraciones.

¿Cuál es su reto como decano?

Estar a la altura de mis antecesores, que me abruman. Sinceramente, pensar en Sanchis Sivera, Primo Yúfera, San Valero… Agradezco a mis compañeros que me hayan hecho decano, porque los anteriores tienen mucha altura.

¿Cómo es la relación en estos momentos de su Acadèmia con Lo Rat Penat?

Buena.

¿Con el Ateneo?

Bien, todos me han felicitado por la elección, después de una estancia de investigación el extranjero.

¿Con la Económica de Amigos del País?

Da la casualidad que en muchas ocasiones nuestros académicos pertenecen a ellas. Como Salvador Zaragozá que es de Amigos del País, o Ballester Olmos que está en la Valenciana de Agricultura y es de aquí. Amparo Cabanes también está en Lo Rat Penat.

¿Y con la Societat Coral el Micalet?

Con ellos no hemos tenido mucha relación.

Por último, el Consell Valencià de Cultura.

Tampoco mucha.

Ya hemos hablado de la relación con la Acadèmia Valenciana de la Llengua. ¿Con las universidades?

Muy bien, hasta el extremo que en la próxima junta vamos a nombrar académico de honor a un miembro de la Politécnica, en un acto tan solemne como el que tuvimos hace una semana con el Arzobispo Antonio Cañizares.

¿Esta sede es un lujo?

Bueno, faltan despachos, y la sala de actos es un poco pequeña, pero no me quejo, está bien pero es poco funcional.

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