La marcha de Carolina Punset le abre una oportunidad. ¿Colma sus aspiraciones o se ve de candidato a la Generalitat en tres años?
La marcha de Carolina abre un ciclo de continuidad. Vamos a seguir con las políticas que inició ella. No habrá cambios. En lo personal ocupo otro rol distinto. Lo que pase dentro de tres años ya se decidirá.
Tiene el apoyo del grupo en las Corts, pero sin el control del partido. Para las formaciones clásicas sería un problema. ¿Y para C's?
A mí no me importa. En mi corta trayectoria política nunca me ha importado lo orgánico. No me gusta la partitocracia. Yo haría política sin pertenecer a ningún partido. Entiendo que lo orgánico tiene que existir para vertebrar el partido, pero me despreocupo bastante.
Que hay fricción en el seno del grupo es evidente. ¿Cómo lo lleva el nuevo síndic en las Corts?
Lo que hay son discrepancias. Siempre las hay dentro de un grupo, en grupos de trabajo? hay fricciones o cambio de impresiones, que me gusta más. Eso es bueno porque nos alimenta si se llevan de forma sana. En todos los partidos hay diversas sensibilidades y aquí también pero es un enriquecimiento.
De las dos sensibilidades que dice Punset que tiene el partido, una más liberal y otra progresista, ¿usted en cuál encaja?
Para lo económico soy liberal y en la parte social tengo una visión más socialdemócrata. En algún caso puedo estar más cerca de un compañero con un pensamiento más conservador y en otro de ideas progresistas. No soy dogmático. Pero me identifico mucho con el pensamiento y con el trabajo que ha hecho Carolina en este año y medio.
¿Con quién ha votado más veces en las Corts, con el PP o con los partidos que sustentan al Consell?
Hemos votado más veces con los partidos que sustentan al Consell. Sí. Pero por motivos obvios. Con lo que vemos que sale del PP? Hemos ido a veces de la mano en la defensa de la Constitución, de la unidad de España. Pero en asuntos de más de calado social hemos estado más cerca de Podemos, Compromís o el PSOE.
En su último acto público Punset compareció con el líder de Podemos. ¿Tenía mensaje oculto?
Creo que no. Carolina siempre ha actuado así. No ha tenido pereza cuando ha tenido que acercarse a Podemos, en este caso por el urbanismo, a Compromís, al PSOE o al PP. Somos regeneracionistas, no dogmáticos, sin cordones sanitarios. Esa es nuestra virtud. Si hay propuestas beneficiosas de otros partidos las apoyamos, pero hay líneas rojas que no atravesaremos.
Su líder, Albert Rivera, sí ha puesto una línea roja a Podemos en su acercamiento al PSOE.
No estoy del todo de acuerdo. Albert ha dicho que podríamos ponernos de acuerdo en regeneración democrática, pero sin cargarnos el sistema. Las líneas rojas están en la visión que tiene Podemos de la Constitución o que defienda el derecho a decidir de una parte de España; eso nunca lo apoyaremos.
¿Perjudicarían unas nuevas elecciones a su partido?
No confío en las encuestas. En todas las elecciones no se han ajustado mucho. Vamos a intentar llegar a un consenso para que el Gobierno de España empiece a andar.
¿Y qué acuerdo prefiere?
Uno de consenso.
¿Podría dar siglas?
Nosotros no llegamos a acuerdos por siglas sino por programas. El qué y el cómo, primero.
Dicen que son el bastón del PP, la marca blanca. ¿Le molesta?
Eso es incierto. El partido más duro con el PP es Ciudadanos y en las Corts, lo mismo. A mí el señor Bellver (PP) me ha llamado traidor [en el debate de señas de identidad] y oiga traidor es quien miente a los valencianos con todo lo que ha venido sucediendo, un suma y sigue. Si uno mira al PP lo único que se me ocurre es ponerme la mano en la nariz. Apesta a corrupción.
Tras el 20-D, Isabel Bonig destacó que PP y C's recuperarían la mayoría absoluta en las Corts con ese resultado. ¿Son su aliado natural?
Pues qué equivocada estaba. Nosotros no apoyaríamos al PP porque la ciudadanía quiere un cambio de políticas, aunque si la señora Bonig se hace otras ideas?
¿Y con el PSOE? Antes del acuerdo del Botànic llegaron a mantener contactos. ¿Cómo fue?
Punset hizo a Ximo Puig un ofrecimiento desinteresado de C's para que gobernase con tranquilidad con una regla, la de la regeneración, pero Puig optó, de forma legítima, con ir de la mano con Compromís, un partido nacionalista. Nosotros hicimos un ofrecimiento elegante y ellos optaron por otro camino.
