Las placas tectónicas que dividen al valenciano se han movido. La afirmación del decano de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana (RACV), Federico Martínez Roda, de que el próximo e inminente diccionario de la AVL «es el de todos los valencianos» „recogida anteayer en una entrevista con Levante-EMV„ dibuja un horizonte de fin del conflicto lingüístico, residual pero conflicto. Su homólogo oficial, el presidente de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), Ramon Ferrer, acaba mandato en diciembre y anhela dejar el legado de la unidad en torno al valenciano.

¿Ha llegado el momento de la «pax» lingüística?

Sería lo deseable, porque esa pax significa la ausencia de guerra. Y la guerra no trae nada positivo, sino lo contrario. Si no hubiéramos estado en guerra, probablemente hoy seríamos más poderosos. La unión hace la fuerza. Y necesitamos estar más unidos.

¿Cómo se ha llegado a este acercamiento de la RACV y la AVL?

Todo tiene su tiempo. Y con la buena voluntad puede lograrse que cosas que antes parecían muy difíciles hoy no lo sean tanto. Pero hay que ir con mucho tacto. Siempre hay obstáculos que pueden imposibilitar ciertas aproximaciones.

Cuando el decano de la RACV afirma que «el diccionario de la AVL es el de todos los valencianos» parece un punto de no retorno. ¿Cómo valora esa declaración?

Es una declaración muy valiente. Muy positiva y muy valiente. Y cuando uno es valiente, hay que reconocerlo. Lo que debe hacer la AVL es que ese Diccionari sea de verdad para todos. Que todos sintamos que ahí están nuestras palabras y nuestros modismos. Que sea útil para todos. Que no sea para un sector, mayoritario pero un sector.

¿Eso quiere decir que el nuevo diccionario de la AVL hará cesiones lingüísticas a la normativa de la Real Acadèmia de Cultura?

Nuestro Diccionari tiene todas las palabras del valenciano. Hay cerca de 1.400 actuaciones de personas de fuera de la Acadèmia que han ayudado. Eso es un diccionario democrático. Ahí entran todos.

¿Cómo han colaborado los lingüistas de la RACV?

Nuestro diccionario ha visto los dos volúmenes del diccionario de la RACV que ha publicado Voro López. Lo conocemos perfectamente. Eso ha servido para ellos y para nosotros.

¿Ha habido contacto entre académicos de ambas entidades?

Hay correspondencia entre algunos miembros de ambas academias. Pero a nivel institucional, no.

Ponga algún ejemplo simbólico o significativo de palabra que el nuevo «Diccionari» de la AVL recogerá y satisfará así a la RACV.

El uso del pronombre este en la escritura. O la palabra apoyar. Hay cerca de siete mil valencianismos. Muchos de ellos los recoge la RACV.

¿«Mosatros», por ejemplo?

Mosatros estará como uso de segundo nivel. Tal vez no para escribir en el registro culto, pero sí para un nivel estándar oral.

¿Qué se ha conseguido con la batalla lingüística que se arrastra desde hace un siglo?

Perder tiempo, fuerzas y ser de segunda división.

Ser de segunda es muy duro?

¿Qué pueblo lucha, habla y actúa con otros pueblos estando dividido? Demasiadas veces hemos dicho «cuerpo a tierra que son los nuestros quienes disparan».

¿Cree que la RACV aceptará que en ambas orillas del Sénia hay fraternidad lingüística?

No sé lo que aceptará o no. Eso lo tendrán que decidir ellos. Nosotros hemos puesto a la máxima altura la naturaleza del valenciano. En nuestra diccionario figura: Valencià: llengua romànica parlada a la Comunitat Valenciana [, així com a Catalunya, les Illes Balears, el departament francés dels Pirineus Orientals, el Principat d'Andorra, la franja oriental d'Aragó i la ciutat sarda de l'Alguer, llocs on rep el nom de català.]. Ni dialecto ni mediopensionista: lengua románica de primer orden.

¿Ayuda al acercamiento la actual coyuntura política? Un conseller de Cultura de Compromís, el regionalismo político desarticulado, un PP enfrascado en la corrupción, un presidente de la AVL que procede de la RACV?

Somos académicos, no políticos. Y somos el paradigma de lo que podría ser la sociedad valenciana: una conjunción de procedencias capaces de ensamblarnos. Nos ensamblaremos todos: no sé cuándo, pero en algún momento.

¿Y la coyuntura es propicia?

De la coyuntura hay un hecho muy positivo: los representantes políticos actuales hablan en valenciano. ¡No se puede defender una lengua únicamente diciendo que la defiendes pero sin hablarla nunca! Ahora gobiernan en valenciano.

Lo Rat Penat se ha manifestado en contra del posicionamiento de Martínez Roda. ¿Puede dificultar la paz definitiva?

No lo sé. Hay que fijarse en lo positivo y avanzar buscando sinergias. Cada uno es libre de elegir su camino. Irá en su cargo, en su memoria.

¿Ha habido una claudicación de las Normes de Castelló y las del Puig para engendrar una criatura «empeltada»?

Las cosas han cambiado. La normativa del Puig en un principio no tenía acentos; ahora los tiene y muy parecidos a los otros. La Acadèmia se dice continuadora de las Normes de Castelló, pero no está fija en ellas. Son el principio, pero no tienen por qué ser el final.

Eso es otro gesto para evitar maximalismos.

Efectivamente. Cuando menos exija uno, más fácil tiene ponerse de acuerdo con el otro. La verdad se conforma de partes. Es imposible que uno tenga el 100 % de la razón. Es más lo que nos aproxima que lo que nos aleja. Consenso y diálogo.

¿La Universitat de València puede oponer resistencia?

No lo sé. Pero todos queremos el bien del valenciano. Y llegará un día en que confluiremos.

¿Y eso obliga a hacer cesiones?

Cesiones, préstamos y pensar que los demás también tienen razón.

¿En ningún caso siente que la RACV ha sido derrotada?

En absoluto. Aquí no hay ni ganadores ni perdedores. Nunca lo pensaré. La paz entre los valencianos no es fácil, pero la hemos de perseguir.

¿Ahora es el momento?

Es un momento muy ilusionante. Es como el primero paso del hombre en la Luna. Este pequeño paso puede ser el inicio de algo grande. Tiene una trascendencia enorme que tal vez mañana cobre un sentido importantísimo. Ha nacido una criatura, y la criatura tiene peligros. Así que intentemos arroparla con mucho tacto para que tenga un crecimiento normal y no la matemos.

¿Cómo se llama esa criatura?

Llengua valenciana.