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Inversiones

La empresa de árboles atrapó a los inversores en otro negocio rural fallido

El empresario Juan Valero asegura que los cortijos no se rehabilitaron al coincidir con el fracaso de la venta de árboles

La empresa de árboles atrapó a los inversores en otro negocio rural fallido mnss

Maderas Nobles de la Sierra del Segura (MNSS), la empresa dedicada a la gestión de lotes de árboles para su posterior venta en el mercado maderero que ha quebrado y ha dejado sin ahorros a cerca de 3.000 inversores de toda España, como contó ayer Levante-EMV, parió una filial. Maderas Nobles de la Sierra de Alcaraz (MNSA) tenía como objetivo rehabilitar cortijos abandonados en las mismas tierras donde se plantaron los nogales y los castaños (Albacete) para fomentar el turismo rural sostenible. De esta segunda entidad participaron alrededor de 100 clientes, que también han perdido su dinero ya que los inmuebles no llegaron nunca a rehabilitarse ni a ponerse en funcionamiento.

Según confirmó ayer el propio impulsor de ambas iniciativas a Levante-EMV, el empresario Juan Valero, los clientes del negocio de casas rurales eran a su vez propietarios de árboles de Maderas Nobles del Segura. «Recibíamos centenares de visitas al año de los clientes que querían ver cómo crecían sus árboles, así que pensamos que podría ser una buena idea ofrecerles también alojamiento», explicó a este periódico.

«Paz, paseo, paciencia, pasión, pausa... Una oferta que integra el disfrute de un paisaje rural extraordinario, con la cocina 'slow food', la agricultura ecológica, el diseño en permacultura, etc». Así se vendía «Pazea», el nuevo proyecto con el que Valero pretendía reimpulsar también el negocio de los nogales y castaños, que comenzaba ya entonces a flaquear (alrededor del 2009-2010). La visita a las fincas de MNSS y la organización de actividades formativas y de eventos relacionados con el medio ambiente iban a ser el motor de estos cortijos rehabilitados «con criterios de bioconstrucción», según el plan establecido.

«Complemento perfecto»

Según cuentan los afectados, en 2009 muchos de ellos recibieron llamadas de sus comerciales o correos electrónicos para anunciarles el «nuevo e interesante» proyecto. «Para ello se nos propuso comprar acciones de la nueva empresa a un precio de 60 euros cada una, con un mínimo de 10 acciones», cuentan. Es decir, que la inversión mínima para participar de esta nueva iniciativa era de 600 euros por cliente.

«Para nosotros, que habíamos hecho una inversión a 20 años en los árboles, este otro proyecto nos parecía un complemento perfecto, pues no solo favoreceríamos al medio ambiente con una inversión verde de los árboles, sino que también colaboraríamos en el desarrollo económico de una región rural deprimida», relatan los afectados. «¿Qué persona concienciada con el cuidado del medio ambiente se podría resistir a dedicar parte de sus ahorros a un proyecto que se anunciaba con estas características?», se lamentan.

En marzo de 2011 los inversores recibieron el acta de una junta en la que se informaba de que se habían captado 760.800 euros (en el negocio de los árboles se calcula que llegaron a ser 20 millones de euros). Con este dinero Maderas de Alcaraz debía comprar los inmuebles a Maderas del Segura (del mismo propietario), financiar la redacción del proyecto y obtener los permisos.

«Según una auditoría, MNSA prestó a MNSS 661.050 euros. Intuimos por tanto que los cortijos se utilizaron para recapitalizar Maderas del Segura y faltó después liquidez para rehabilitarlos», lamentan los clientes.

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