El vigilante del puesto de mando de FGV en 2006, Manuel Javier Montero Rodríguez, confirmó que la UTA 3736 (la unidad donde viajaban las 43 víctimas) custodiada por la empresa en Valencia Sud sufría continuas «intrusiones nocturnas de tres o cuatro trabajadores con monos», a pesar de que estaba «precintada» y existía una orden judicial que impedía acercarse a ella o manipularla. Montero Rodríguez confirmó que las imágenes quedaron grabadas en un vídeo que él y un compañero entregaron a los responsables de FGV lo que les costó ser espiados por la empresa, expedientados y despedidos. Denunciaron y la justicia les dio la razón. l. B. valencia