Todo un reconocimiento a su trabajo el ingresar en la academia francesa.
Para mí es una gran satisfacción sobre todo por mi hospital y por una de las figuras de la cirugía más grandes que ha tenido este país, el profesor Benjamín Narbona. Ha sido todo un regalo.
¿Cómo empezó su relación con los médicos franceses?
Yo estuve becado en uno de los mejores hospitales de Europa, el hospital universitario de Lausanne (Suiza), en el que conocí al francés Jacques Domergue, cirujano en el hospital Saint-Eloi de Montpellier. Sería entre 1978-1979. En los 90 empezaron a hacer allí las primeros colecistectomías laparoscópicas. Me fui allí a ver la nueva cirugía, estuve una temporada y desde entonces, todos los años voy.
Aquella primera colaboración desembocó en un proyecto ?
Montamos entre cuatro lunáticos -el griego Odysseas Boudouris), el italiano Sergio Castorina, el francés Jacques Domergue y yo como el español- una escuela: la Euromediterranean School of Endoscopic Surgery (EMSES). Consistía en instalar cuatro sistemas de televideoconferencia en cada uno de los servicios y montar un diploma universitario en el que ni los alumnos ni los profesores tuvieran que moverse para las clases. Eso que ahora es muy normal entonces era? Se formaron casi 300 cirujanos europeos con los mismos parámetros. Al cabo de los 6 años tuvimos que cerrarla.
¿Qué pasó?
Nos quedamos sin subvención y cuando cada uno tuvimos que poner dinero de nuestro bolsillo, dijimos que teníamos que parar.
Esas primeras operaciones no tendrán nada que ver con las de hoy, apoyadas por robots.
No, nada que ver. De hecho, voy a entrevistarme con el director general del robot daVinci XI, para ver si juntando cuatro o cinco servicios de mi hospital podemos comprarlo entre todos y protagonizar la cirugía laparoscópica del futuro. No solo en cirugía general o digestiva sino también en urología, ginecología, cirugía vascular, cardiaca, torácica...
¿Es el futuro?
Sin ninguna duda. Lo lleva demostrando todos estos años, pero cada vez más. Ahora hacemos colecistectomía laparoscópica ambulatoria: tú vienes, te quito la vesícula y por la noche cenas en tu casa. En 1882, el alemán Carl Langenbuch hizo la primera colecistectomía haciendo lo mismo que hacemos ahora. Hemos inventado la cámara que se mete dentro de la barriga pero la técnica para quitar la vesícula la diseñó él en 1882.
¿Llegará el día que se opere con un robot programable?
No. Un médico griego, Gorgias, cientos de años antes de Cristo hablaba del poder curativo de la palabra del médico. Cuando a Gregorio Marañón le preguntaron cuál era el instrumento médico más importante señaló a una silla. Usted se sienta y el enfermo le va a contar todo lo que le pasa y, si se descuida, hasta por qué le pasa.
Inventaron allí la técnica. ¿En qué más nos sacan ventaja los franceses?
Para mí, y es una opinión personal, la cirugía francesa es la mejor.
¿Por dónde deberíamos empezar a mejorar?
Por la educación de la población que acude a los servicios sanitarios de una forma desconsiderada e innecesaria y utilizando mal los recursos sanitarios en centros de tercer nivel como la Fe o el General. He venido porque me duele la muela... ¡tómese un analgésico y vaya mañana al dentista! Aquí han de venir los infartos, los ictus, el neumotórax, los que están graves? En Francia, los enfermos no van si no es grave. Educación social es lo primero.
Ahora aplican la ley de jubilación forzosa a los médicos a los 65 años.
Para algunos debería implantarse a los 50 años y para otros a los 80.
¿Y quién lo debería de decidir?
Los mismos médicos, no la administración. ¿Por qué no jubilan a los políticos?
Hablando de políticos, ¿qué espera del nuevo Consell?
Por primera vez tenemos un presidente que puedo decir que me parece una persona honrada.
