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Castelló arrancó ayer sus fiestas en una jornada gélida y con amenaza constante de lluvia. Sin embargo, ni la temperatura, que no subió de los 10 grados, ni las fuertes ráfagas de viento impidieron celebrar el inicio oficial de la semana grande. La cabalgata del Pregó brilló con todo su esplendor, pese a que en algunas calles del centro el público no abundaba debido al desapacible clima. Hileras de sillas vacías en varios tramos del recorrido dejaban una estampa algo desangelada.

Aún así, el tiempo no destempló los ánimos de los cerca de 3.000 figurantes que participaron en el desfile. Agrupaciones folclóricas de medio centenar de municipios de la provincia y 35 carrozas caldearon el ambiente con un espectáculo digno de la festa plena.

El desfile, que rememora la historia y la mitología de Castelló, siguió el guión tradicional aunque con una novedad en el circuito: en lugar de pasar por la calle Mayor, discurrió por Gobernador, por motivos de seguridad y para más vistosidad. Además, se habilitaron siete puntos en el recorrido para el cante del pregón, uno más que en la edición del año pasado.

Arrancó con una puntualidad considerable. La cabecera se abrió paso al son de la música de la Colla de Dolçainers i Tabaleters. Tras los músicos se desplegó la representación mitológica de los orígenes de la capital de la Plana.

A continuación se abrió paso la parte de la cabalgata del Pregó en la que una decena de entidades culturales de la ciudad representan la historia fundacional, de origen medieval. Tras ellos, irrumpieron los que representaban al colectivo judío residente en Castelló en la Edad Media. Mientras desfilaban, repartían entre el público el suplemento especial de fiestas editado por este periódico.

Los más multitudinarios

Los Caballeros Templarios, con sus clásicas cruces en la pechera, se sumaron al desfile. A continuación llegó el turno de la representación más multitudinaria en la parte del Pregó que repasa la historia fundacional de la ciudad. La Milicia Templaria de la Germandat dels Cavallers de la Conquesta acaparó el protagonismo con un despliegue de tambores que precedieron a la escuadra de honor que escolta al Rei Jaume I y sus seis Dones de Companya.

El Centro Aragonés cautivó al público con sus jotas cantadas y bailadas, mientras los piratas berberiscos desfilaba al ritmo de tambores. Los Ecos de Aragón pusieron el broche final al tramo histórico del Pregó, y a continuación desembarcó la nutrida representación provincial de agrupaciones de todas las comarcas.