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«No comprendo la filiación de Puig con Susana Díaz»

«El PP nos debe el servicio público que hicimos algunos durante cuatro años»

El PP sigue siendo el más votado en Valencia.

Hay que hacer una reflexión muy seria acerca de las complicidades.

¿El clientelismo?

Y algunos dogmas. Este asunto me concierne personalmente y no soy objetivo. Es evidente que mi enojo con el PP tiene razones profundas, porque yo dí cuatro años de mi vida, de servicio público aquí.

¿Balance de esa colaboración?

Todas las personas que en aquel momento dijimos que era saludable un gobierno del PP, porque Felipe González no se podía sostener, nos sentimos enormemente decepcionadas y frustradas por el PP. Hicimos, lo que hicimos por un servicio público que nos lo deben, pero nosotros no debemos nada al PP. Pero salimos en 2003, no porque nuestra gestión fuera mala, sino porque éramos testigos no deseados de lo que iba a pasar, y posiblemente de lo que ya estaba pasando. Debo recordar, sin embargo, que cuando entró Camps lo hizo con el beneplácito generalizado de esta sociedad, porque nos había quitado a alguien que era un extraño. Se bendijo a Camps porque era uno de los nuestros. Yo sabía quien era Camps…

¿Manuel Tarancón era el único ilustrado en aquel PP?

Era la última persona compleja de aquel partido, dispuesto a hablar con el PSOE, con todo el mundo. Tenía una forma de hacer la política que se basaba en la flexibilidad

Los partidos no son flexibles. El Consell actual también ha dado muestras de cierto sectarismo intelectual. ¿Un mal común?

Tenemos una cultura política muy caudillista. A mi me hace gracia cuando Felipe González dice que Podemos es leninismo 3.0. ¿Que partido no funciona en este país con un leninismo a la española?

Eso provoca la estampida en los partidos.

Al extremo que nadie quiera colaborar con ellos porque tienes que vender tu alma. Hemos llegado a una situación, muy clara en el PSOE, donde sus dirigentes intermedios pueden caber en Ciudadanos o el PP.

Algunos en el PP valenciano plantean su derecho a decidir sin Madrid.

Esto es la abertura radical del sistema político. No hay nada más fácil y menos perceptible que la complicidad. Nadie sabe donde comienza lo licito o ilícito cuando todo esto se produce a lo largo de veinte años. Por eso es sano el espíritu republicano de cambiar más frecuentemente las administraciones.

¿Qué papel jugamos los medios?

Los medios forman parte del juego, atienden al mercado. El problema de los medios, está en no identificar la realidad. Hay muy buenos profesionales en este país, con gran capacidad de servicio, pero los medios no miran a esa franja mayoritaria del país.

¿Estaría dispuesto a colaborar otra vez con el gobierno valenciano?

No, hice mi apuesta por la universidad y mi vocación es universitaria y estoy muy implicado en proyectos en la Complutense.

¿Cómo se ve desde Madrid el gobierno valenciano?

Con optimismo. Puig es un buen hombre. Un demócrata, comprometido con la tierra e integro. Las personas que vienen de Lerma tienen un perfil de integridad que debo reconocer. En su día no tuvieron alguna virtud importante, como el coraje político, pero eran personas moderadas que hicieron un trabajo que no mereció acabarse de aquella manera.

¿Tendrá trayectoria larga el gobierno de coalición?

Lo que está pasando en Valencia es muy saludable. Es posible que las tres fuerzas que apoyan al gobierno valenciano resitúen los equilibrios. Veo desdibujado a Podemos aquí, muy fuerte a Compromís y falta saber como le va al partido socialista la visualización del gobierno. No comprendo de Puig su filiación hacia Susana Díaz, porque ella representa un partido socialista del pasado, paternalista, populista y que ha construido en Andalucía a un sentimiento extraño. Soy de Úbeda, y no me reconozco en una televisión pública que pone la copla a todas horas, y no me reconozco cuando al Partido Socialista de Andalucía hace defensa fundamental de los intereses del centralismo español.

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