Un jurado popular será finalmente el encargado de juzgar a una médico pediatra que estaba adscrita al Centro de Salud de Carlet acusada de vender supuestas vacunas a los padres de sus pacientes haciéndoles creer que eran verdaderas e inyectándoles suero fisiológico en su lugar. Por estas medicinas, la médico cobraba en efectivo cantidades de entre 70 y 600 euros y, además, anotaba en las cartillas de salud de los niños el falso suministro de estas vacunas, según el fiscal.

El caso estaba señalado para este jueves en la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia, pero el letrado de la defensa ha alegado que el delito de estafa debía ser juzgado por un jurado popular y así lo ha considerado el tribunal, que ha decidido suspender la vista.

Por estos hechos, el fiscal pide una pena de tres años de prisión por un delito de estafa continuada cometida por funcionario pública, y cuatro años más por falsedad en documento público de carácter continuado, 19 años de inhabilitación para el ejercicio de la medicina, multa de 14.400 euros e indemizaciones de hasta 1.200 euros en algún caso para las víctimas. El ministerio público considera a la Conselleria de Sanidad como responsable civil subsidiario.

Los hechos enjuiciados se remontan al periodo de años entre 2007 y 2011, cuando esta pediatra, según el fiscal, cobraba en efectivo las vacunas a las madres de los menores que acudían a su consulta, y les hacía creer que lo que les inyectaba era el medicamento prescrito, cuando realmente era suero fisiológico. Según el escrito del fiscal, la acusada actuó de este modo en más de 60 ocasiones.

La médico cobraba importes de entre 70 y 600 euros, pese a que las vacunas que supuestamente les inyectaba eran gratuitas. Para convencer a los progenitores de los menores, la acusada alertaba a sus pacientes de la urgencia de inyectar dichas vacunas por existir alto riesgo de contagio, ya fuera de meningitis, del Virus del Papiloma Humano (VPH) o de varicela, y para ello llegaba a desplazarse a los domicilios de los menores.

Según explica el fiscal en su descripción de los hechos acaecidos, esta presunta estafa ha sido posible porque la mayoría de los perjudicados confiaban plenamente en la acusada al haber sido la pediatra de sus hijos durante muchos años.

Lo anotaba en las cartillas

Tras suministrar las vacunas, la médico, con conocimiento de su falsedad, anotaba en las cartillas de salud de los menores la vacuna que decía haber suministrado, a petición de los padres o a iniciativa propia, pero no hacía constar estas inyecciones en el registro de la Conselleria de Sanidad.