La consellera de Sanitat Universal, Carmen Montón, denunció ayer la «manipulación» que los anteriores gobiernos del PP venían aplicando a la lista de espera quirúrgica para esconder hasta a «10.420 pacientes y 3,7 millones de días de espera», según los datos aportados en rueda de prensa. Montón explicó que, tras hacer un ejercicio «valiente», se ha eliminado la «ingeniería contable» que se aplicaba a las tablas publicadas dos veces al año para aflorar una nuevas cifras que doblan, por ejemplo, el tiempo de demora media para operarse. Así, con la antigua forma de contabilizar del PP, al cierre de 2015 el tiempo medio para operarse hubiera sido de 67 días cuando «la realidad» es que la tardanza alcanza las 120 jornadas de media.

De los 47.478 enfermos incluidos en la lista de espera en centros sanitarios públicos que se hubieran contabilizado, ahora se ha pasado a 57.898, 10.420 personas más que «no existían» en la anterior forma de registro.

«Esto no significa que la lista haya aumentado, sino que ahora decimos la verdad», aseguró Rafael Sotoca, director general de Asistencia Sanitaria que compareció junto a Montón. Fue él el encargado de detallar cómo se había llegado a esta conclusión que mete, sin embargo, más presión a los actuales responsables de la administración.

Según Sotoca, se utilizaba el plan de choque -creado para derivar pacientes pendientes de operación de centros públicos a clínicas privadas- para hacer la «doble ocultación de días y personas». A los 90 días de estar esperando la intervención, a los pacientes se les enviaba una carta para «ofertarles irse a una clínica privada y se les daba 45 días para tomar una decisión. Daba lo mismo lo que contestaran porque eran eliminados de la lista desde el día 90», aseguró el director general.

De esta forma, estos pacientes desaparecían de la lista A (o estructural) y definitivamente del sistema si aceptaban la operación en una privada. Pero, si decidían operarse en la pública -como solía ocurrir en el 70 % de los casos- tampoco volvían a la lista A o estructural sino que se incluían en una cuenta B «u opaca», la conocida como no estructural, que sí se venía contabilizando pero no se hacía pública. Según Sotoca, en esta segunda lista también se daba un falseamiento de datos ya que estos pacientes entraban en la lista B con el contador de días «a cero cuando llevaban un mínimo de 90 días de espera a sus espaldas».

Sotoca concretó que este «borrado» de pacientes de la lista estructural no se hacía en todas las ocasiones ya que esa carta para ofrecer la derivación a la privada solo se remitía al 52 % de los pacientes «los que tienen las 19 patologías más frecuentes».

Derivación «por obligación»

Con los datos actualizados, los nuevos responsables de Sanitat no quedan, desde luego, bien parados: el doble de jornadas de demora y casi 58.000 pacientes esperando a que un cirujano les resuelva su problema de salud.

Para resolverlo, la consellera aseguró que están trabajando en nuevas medidas para mejorar la gestión. Por lo pronto, la consellera y el director general explicaron ayer que, pese a ser «complicado», tienen como objetivo ampliar el nuevo horario de tarde en quirófanos que ya se está aplicando en el San Juan de Alicante al resto de centros y mantener el plan de choque de derivación a privadas «mientras la demora de pacientes nos obligue a ello para que no sea inasumible». Además, el balance de las listas de espera se publicará de forma trimestral y no semestral como hasta ahora.

Desde el PP, el coordinador parlamentario de Política Social, José Juan Zaplana, acusó a Montón de «cambiar los criterios» de contabilización para ocultar su «ineficacia». El popular aseguró que la lista de espera estructural era «el índice de referencia que debe aplicarse, y así lo recoge el Ministerio de Sanidad. «No vale cambiar las reglas del juego cuando sabes que vas perdiendo».