­Suma y sigue. Las tensiones financieras que arrastra la Generalitat se agravan con el paso de los días. La bola de deuda sigue creciendo de manera imparable -ya rebasa los 41.000 millones de euros-, el modelo de financiación autonómica continúa sin revisarse pese a que el actual expiró en 2014 y el Consell de Ximo Puig es incapaz de «sobrevivir» sin el rescate estatal. Pues bien, a toda esta herencia se suma ahora, para colmo, un nuevo contratiempo. Los técnicos de la Conselleria de Hacienda se han topado con que el Banco de España ha empezado a computar como deuda los pagos aplazados de obras que promovió Francisco Camps durante su etapa al frente del Ejecutivo.

Entre 2005 y 2008, con la recaudación de la Generalitat comenzando a caer, el Gobierno del PP halló una fórmula para mantener su ritmo inversor: el denominado «método alemán». Éste consiste, básicamente, en que la empresa adjudicataria del contrato adelanta la construcción de la obra y financia su coste. Cuando la entrega, la administración comienza a pagar en distintas anualidades. Pero al no tratarse de un préstamo de una entidad financiera, no computaba como deuda. «Era la forma de los gobiernos del PP de esconder deuda y centrifugar el pago a ejercicios posteriores», sentencian desde el departamento que dirige Vicent Soler.

El Ejecutivo de Camps empleó ese procedimiento en un total de 15 actuaciones, con contratos formalizados en vísperas de la crisis por un importe total de 411,7 millones de euros. Esas obras ya están recepcionadas, pero la Generalitat las sigue pagando ahora. De esa cuantía se han amortizado 242,2 millones (40,3 millones en el ejercicio 2015), pero aún queda un saldo vivo de 169,5 millones que tendrá que atender presupuestariamente el nuevo Consell en los próximos años. En Hacienda estiman que esa carga no se terminará de pagar hasta 2020. En algunos casos, 15 años después de que se iniciara el proyecto.

Las consecuencias de este procedimiento son principalmente dos. La primera, que el margen de maniobra del gobierno de izquierdas se ha visto reducido al tener que pagar obras concluidas años atrás. Y la segunda, el aumento de deuda. Tal y como recogieron las estadísticas que el Banco de España hizo públicas este pasado martes, el endeudamiento de la Generalitat alcanzó los 41.753 millones de euros al cierre de 2015. Ese guarismo sitúa a la Comunidad como la autonomía con más carga en relación al PIB -41,3%- y la segunda en términos absolutos, únicamente por detrás de Cataluña.

Solo el pasado año, la deuda autonómica se disparó en 4.377 millones. Casi 12 millones diarios. La inmensa mayoría de esa cuantía, 3.819 millones, responden a la cobertura de las desviaciones del déficit de 2014 y ejercicios anteriores. Es decir, al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), uno de los mecanismos de rescate impulsados por el Gobierno para las comunidades en apuros. La «sorpresa» ha llegado con esos 169,5 millones derivados del «método alemán». «Esas operaciones no eran comunicadas por las entidades financieras al Banco de España, y ahora éste la toma directamente de los informes mensuales que solicitan a la Conselleria a través de la Intervención. Con anterioridad a 2015 estas operaciones no computaban a efectos de deuda porque no eran comunicadas al Banco de España», recalcan desde la Generalitat. Según la información recabada por este diario, estas obras se acometieron entre 2006 y 2008, y se han ido pagando parcialmente en cada anualidad. En siete casos el primer desembolso no se hizo hasta 2011, y en uno, hasta 2013.