Los valencianos que estaban pasando unos días en Bruselas cuando ocurrieron los atentados del martes se han visto atrapados por el caos que en las últimas horas vive la ciudad como consecuencia de las explosiones. De hecho, muchos no pueden salir por aire de territorio belga debido a que la recolocación de pasajeros en los vuelos que se operan desde la terminal de Charleroi (Zaventem continúa cerrado) está totalmente desbordada.

En esa situación están, precisamente, Laura y Voro, dos primos valencianos procedentes de una localidad de la comarca de l'Horta que "huyeron a Bruselas para escapar de las Fallas" y que, por azares del destino, ahora permanecen atrapados en un caos en el que "nadie parece garantizarles la vuelta", explica uno de sus familiares, Tomás Rodríguez. La única opción, y la que finalmente han elegido, es regresar por carretera hasta Valencia en un viaje en autobús que se prolongará durante "25 horas" y en el que tendrán incluso "que hacer transbordo en París". En principio, "y si todo va bien, saldrán mañana y llegarán por fin el viernes".

Esa es la solución que la Embajada de España en Bélgica ha ofrecido a la familia, puesto que Laura y Voro ni siquiera han podido llegar a hablar con los representantes diplomáticos españoles en Bruselas "debido a la saturación de las comunicaciones en el país", cuenta Tomás. "Desde la embajada nos recomendaron la opción del autobús porque, según nos dicen, es garantía de poder salir de Bélgica" ya que el aeropuerto, las líneas ferroviarias y el Eurostar que conecta la ciudad con París y Londres "están completamente desbordados".

Es más, los valencianos saben de casos de más personas -también procedente de Valencia- que tenía vuelos programados este miércoles en Charleroi y que "ni siquiera han podido llegar a subir al avión" que debía traerlos de vuelta. "Es un caos porque todo el mundo quiere salir de allí y volver a casa cuanto antes", añade el hombre.

De hecho, en la compañía aérea con la que volaron hasta Bruselas ya "les han advertido que podrían recolocarlos en otro vuelo" pero que "no les queda ni un hueco hasta el miércoles de la semana próxima", por lo que la pareja de primos pronto desechó la idea. Su única vía de escape ha sido el WhatsApp, puesto que sólo a través de esta aplicación han logrado comunicarse con sus parientes en España. "Se quitaron el tráfico de datos internacional (roaming) para evitar gastos innecesarios pero, ahora, eso les ha supuesto estar prácticamente aislados allí; sólo pueden comunicarse buscando redes de wifi que, además, están muy saturadas por la situación tan excepcional que allí se vive", relata Tomás Rodríguez.

"Está siendo todo muy caótico. El día de los atentados ni siquiera podían contactar con la embajada porque el teléfono no les daba ni tono; sin embargo, si llamábamos nosotros desde España, podíamos hablar" con la sede diplomática y así ha sido, finalmente, "como les hemos gestionado el viaje de regreso. Si lo hubieran tenido que hacer ellos desde Bruselas, les habría resultado del todo imposible tal y como están las comunicaciones".

Laura y Voro se fueron en plenas Fallas a suelo belga "para escapar de las fiestas y los petardos". Debían haber regresado el pasado lunes desde el aeropuerto de Zaventem, pero la huelga de los controladores franceses echó al traste sus planes y la compañía "les retrasó el vuelo hasta hoy" sin saber que, para ese momento, la terminal internacional permanecería cerrada al tráfico aéreo hasta nueva orden.