Un centenar de vecinos de Benicàssim han visto partir a la tortuga boba que llevaba un mes siendo curada en el Oceanogràfic, desde que fue encontrada accidentalmente por un pescador, habiendo quedado el animal atrapado en una red de trasmallo.

Fue el propio pescador quien entregó la tortuga al centro valenciano, cuyo personal especializado ha estado tratándola, utilizando incluso una cámara hiperbárica. Los veterinarios han explicado a los asistentes a la suelta que no eran capaces de identificar la procedencia de la tortuga, pues estos reptiles suelen regresar al lugar del que nacieron. La zona del Caribe y la de Turquía/Grecia son los dos núcleos donde se concentran la mayoría de su especie.

A pocos metros del hotel Voramar, la tortuga, que ha sido bautizada con el mismo nombre de la localidad castellonense y ha sido marcada para poder ser identificada con un simple lector, ha retomado su vida en libertad

Al acto, además del grupo de vecinos, han acudido Francesc Colomer, presidente de la Agència Valenciana de Turisme y exalcalde de Benicàssim; su sucesora en la alcaldía, Susana Marqués; y la presidenta de Avanqua, actual gestora del Oceanogràfic, Celia Calabuig.