En las horas posteriores al ataque, los valencianos, que tenían el vuelo a las 8.55 horas, se las apañaron como pudieron. Algunos anduvieron casi una hora para conseguir un taxi, otros permanecieron en el polideportivo. Después, cada uno se ha buscado la vida para regresar a España, «completamente abandonados», critican los afectados.

«Nos hemos enterado de que la Generalitat de Catalunya mandó unos autobuses para traer de vuelta a los catalanes que había allí atrapados. Yo me di cuenta enseguida de que eso no nos iba a ocurrir a los valencianos. Algo me decía que no había mucho que esperar», lamenta la joven Mar Roca.

La estudiante trata de recobrar ahora la normalidad y la serenidad. «Por las noches, cuando estoy más tranquila, me asaltan las imágenes del momento de la bomba. Por el día también, pero cuando voy a dormir es peor, me despierto varias veces», señala esta joven.