Cada vez que la Central Nuclear de Cofrentes realiza una recarga de combustible, los tubos que contienen el material irradiado son almacenados en piscinas adaptadas que se han ido reformando para incrementar su capacidad. Por razones de seguridad, las piscinas tienen que tener siempre espacio disponible para depositar un núcleo completo del reactor, que consta de 624 elementos.

Según explicó en 2015 en Les Corts el director de la Central Nuclear, Tomás Lozano, Cofrentes dispone de espacio reservado en sus piscinas de combustible gastado hasta 2021. Lozano se mostró partidario de «cumplir» con el Plan Nacional de Residuos Radioactivos que preve el depósito de los elementos irradiados en el almacén de Villar de Cañas.

Posteriormente, estos residuos serían depositados, según el citado plan, en un Almacén Geológico Profundo, cuyo diseño y ubicación está por decidir.

Sin embargo, las piscinas almacenan otros elementos muy radiactivos que ocupan espacio. Según figura en el acta elaborada por el CSN, «al actual ritmo de recarga», tras la recarga 21 de 2017 no quedarían suficientes posiciones libres para la siguiente recarga, por lo que antes de la 22, prevista para octubre de 2019, deberán haber sido desalojados de las piscinas al menos los canales de combustibles sueltos».

Según el Plan Nacional de Residuos Radiactivos que data de 2006, el ATC iba a estar listo en 2010 o 2011. Posteriormente, el Gobierno rechazó la ubicación en Zarra, la mejor valorada técnicamente, y decidió hacerlo en Villar de Cañas (Cuenca), lo que supuso nuevos retrasos.

El expresidente de Enresa, Francisco Gil-Ortega, poco antes de dimitir en los primeros días de 2015, ya trasladaba a «principios de 2018» la fecha de apertura del ATC. Actualmente, las dudas sobre la idoneidad del emplazamiento elegido y la oposición del Gobierno de Castilla-la Mancha impiden ofrecer un plazo realista para la finalización de las obras.

Otras centrales españolas como las de Trillo (1999) y desde 2008 la de «José Cabrera» (en desmantelamiento) poseen su propio ATI mientras que Ascó ha construido uno, operativo en 2013, con capacidad para los dos grupos de esta central nuclear.

También la central extremeña de Almaraz, de la que es copropietaria Iberdrola, ha pedido permiso para construir un ATI ante el temor de que no se construya en plazo el de Villar de Cañas. La de Vandellós II estudia una fórmula similar. Tan solo Cofrentes se resistía hasta ahora a modificar sus planes pese al evidente retraso del ATC.