La construcción de un almacenamiento en seco de residuos de alta actividad en el recinto de la Central Nuclear de Cofrentes (CNC) garantiza la prolongación de la vida útil de la central, cuya clausura debería ser considerada por parte del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) a partir del año 2021, cuando finaliza el actual permiso y la instalación acumularía 36 de los 40 años previstos de funcionamiento.

La CNC tiene previsto comenzar durante este semestre la tramitación de los permisos para habilitar un Almacén Temporal Individualizado (ATI) de residuos radiactivos que permita extraer de las piscinas blindadas el combustible gastado y operar sin la amenaza de un cierre anticipado por falta de capacidad al menos hasta el año 2031.

Se trataría, según desveló Levante-EMV en su edición del jueves, de construir una plataforma de hormigón para 24 contenedores, con una capacidad máxima de 61 elementos cada uno, que proporcionaría almacenamiento hasta el año 2031. Al actual ritmo de recarga de combustible, tras la recarga 21, prevista en 2017, no quedarían suficientes posiciones libres para la siguiente recarga, por lo que antes de la recarga 22, prevista en octubre de 2019, deben extraerse al menos parte de los residuos.

Comparecencia en las Corts

El retraso en la construcción del Almacén Temporal Centralizado (ATC) de Villar de Cañas, previsto inicialmente en Zarra, está provocando problemas de saturación en las piscinas de almacenamiento de combustible de la práctica totalidad de centrales en funcionamiento o paradas recientemente.

El portavoz adjunto del grupo parlamentario de Compromís, Juan Ponce, anunció ayer que pedirá la comparecencia del director de Cofrentes en las Corts para que explique la ampliación del almacenamiento, «ya que en su última comparecencia en las Corts, el director de Cofrentes dijo que su capacidad era suficiente hasta 2020, que es cuando la central tiene que cerrar definitivamente», según el diputado.

«Además, también vamos a solicitar al Consell que inste al Gobierno de Madrid a no conceder prórrogas en el funcionamiento ni ninguna autorización de ampliación de capacidad de almacenamiento, de forma que la central cierre definitivamente y de forma segura en el año 2020», añadió. La propiedad de Cofrentes ya ha manifestado que es posible prorrogar más allá de 40 años la vida útil de la central.

Cada día sin ATC, el Gobierno de España paga 65.000 euros a Francia por la custodia segura de los residuos generados en Vandellós I, cerrada en 1989.

Los ecologistas prefieren no mover los residuos

Greenpeace y Ecologistas en Acción exigen el cierre de las centrales nucleares y acabar así con el problema de los residuos. Sin embargo, coinciden en que hay que dar una salida a los existentes. Rechazan el ATC de Villar de Cañas, tanto por las deficiencias del emplazamiento como por el riesgo de transportar los residuos hasta allí. Por su parte, Joan Francesc Peris, portavoz de Els Verds del País Valencià, manifestó que «la falta de previsión es una razón más para el cierre inmediato de la central atómica».«Se trata de una instalación peligrosa, prescindible, amortizada, pagada y que ya ha generado suficientes ganancias a sus propietarios», concluyó.