Iban a ser tres mujeres, pero finalmente han sido dos (Carme Miquel e Immaculada Cerdà). Iba a considerarse el equilibrio territorial y finalmente el sur gana peso: tres de los siete nuevos miembros son de Alicante (Brauli Montoya, Josep Martines y Abelard Saragossà). Es lo que pasa cuando se abre un melón: nunca se está seguro de que guste a todos.

La Acadèmia Valenciana de la llengua (AVL) cerró ayer su primer proceso de renovación y en lo que hay unanimidad es que ha sido mejor completar en el último minuto las siete vacantes antes que abrir otro melón: otro periodo de búsqueda de nuevos candidatos.

Tras el primer pleno del 11 de marzo, en el que de manera sorprendente seis de los diez aspirantes lograron el mínimo de once votos (de un total de 16 posibles) para entrar en la institución, el segundo resultó infructuoso.

El de ayer „el último previsto con los candidatos que quedaban„ se iniciaba con la idea extendida de que convenía cerrar el proceso. Pero no fue fácil. Cuatro votaciones hicieron falta y tres horas de reunión para que el presidente de Taula de Filologia Valenciana lograra el mínimo.

El filólogo se había quedado a un voto en el primer pleno y ayer volvió a quedarse a las puertas en una de las votaciones previas. Finalmente aglutinó el apoyo necesario y salió elegido con una distancia considerable sobre los otros dos aspirantes (la periodista Amàlia Garrigós y el director de la Casa Fuster de Sueca, Francesc Pérez Moragón).

La clave, apuntaban ayer académicos, estuvo en unas votaciones prospectivas (no vinculantes), realizadas tras la segunda consulta del día. Permitieron ver que Saragossà era el que más consenso agrupaba entre los 16 académicos y eso acabó arrastrando apoyos hacia él definitivamente.

Si se tiene en cuenta además el contexto actual, el nombre de Saragossà es una baza a favor a la hora de propiciar el acercamiento de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana (RACV) y Lo Rat Penat, una circunstancia que debe marcar los próximos meses.

En la hoja de servicios del lingüista de Alcoi brilla haber sido el primer profesor universitario de Filologia Catalana en dar una conferencia en la sede de Lo Rat. Hace pocos días, este diario daba a conocer un informe suyo en el que defiende el topónimo «Valéncia» para la capital.

La entrada de Saragossà complace además las expectativas de los miembros de la AVL con más conexiones con el sector social contrario hasta ahora a la unidad de la lengua. Había cundido cierto desencanto en estos académicos tras la aceptación de los primeros seis candidatos (Immaculada Cerdà, Josep Martines, Carme Miquel, Joan Francesc Mira, Brauli Montoya y Rafael Ramos), todos procedentes de las universidades o de entidades poco propicias al peculiarismo lingüístico.

Ese es un perfil que se ajusta más a Saragossà, etiquetado por algunos durante las reuniones como «provalencianista». Él se mostraba ayer satisfecho con el término. «Me preocuparía que me dijeran antivalencianista», dijo a Levante-EMV.

Su objetivo ahora es que las «explicaciones linguïsticas» que lleva años desarrollando repercutan en la Acadèmia y que esta «sea conocida y querida entre los valencianos por hacer cosas que les gusten y que asimilen».

El ingreso oficial de los nuevos siete será a mediados de junio. Quince años después, la AVL insiste en solucionar sus crisis sin dejar grandes derrotados. Quince años después, la composición parece mejor desde un punto de vista estrictamente filológico.