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Las puertas de la ciudad: Castilla

La Guía Michelin de 1929 citaba el pago del Fielato en Valencia: «Derecho de entrada en la población, 2 pts»

Vivir fuera o dentro de la ciudad resultaba claro hace apenas un siglo, pero hoy los límites aparecen un tanto difusos. Las murallas, una barrera defensiva pero también económica, marcaban un límite preciso, y disponían de una serie de puertas para el acceso al recinto urbano. En el capítulo anterior (13/3/2016) dedicado al Camino de Tránsitos, aludíamos a la principal función de ese camino: evitar el paso por la ciudad para sortear la tasa que se cargaba a las mercancías que entraban en Valencia. Por el norte, carretera de Barcelona, hoy avenida de Cataluña, por el noroeste, salida por la puerta de los Serranos (hoy por 'pista de Ademuz'), por el sur Camino Real, actualmente 'pista de Silla'. Esos eran los principales accesos.

La Guía Michelin de 1929 citaba el pago del Fielato en la ciudad: «Derecho de entrada en la población, 2 pts», una tasa que se prolongó durante unos cuantos años más. La misma guía, al ilustrar el Itinerario Valencia - Madrid, señalaba la salida por la calle de 'Cuarte' (sic) , otra de las antiguas grandes puertas de la ciudad. Ese camino hacia el interior, que atravesaba Quart de Poblet, dio lugar, a principios de los años 50 del siglo pasado, a la construcción, a modo de variante, de la Avenida de Castilla.

El primer mapa de tráfico de la ciudad que conozco data de 1957. Un sencillo plano que cuenta las intensidades medias diarias en los principales accesos, norte, sur y oeste, más el camino al puerto. Sumando todos, unos 30.000 vehículos, de los cuales, atención, 20.000 correspondían al Camí del Grau. Casi la mitad eran motos y bicicletas, y los carros, alrededor de un 10%. En la actualidad, poco más de 50 años transcurridos, solo en cuatro de los principales accesos a Valencia (Del Cid, Ausiàs March, Avenida de Cataluña y Fernando El Católico) suman 200.000 vehículos, a una media de 50.000 cada uno.

La estación del Norte, por su parte, la otra gran puerta de la ciudad (la de Joaquín Sorolla tiene menos movimiento) tiene un trasiego medio diario de 40.000 personas. La diferencia entre vehículos y personas es obvia. Cabe preguntarse si esas son puertas dignas para una ciudad que requiere grandes dosis de autoestima por parte de sus vecinos.

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