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Entrevista

Luis Lozano: "Seremos 28.000 afiliados; al Consell le interesa llevarse bien con nosotros"

El secretario general de FSP-UGT asegura que «el nuevo Gobierno ha promovido el diálogo social y generado expectativas sobre la recuperación del poder adquisitivo, pero el cambio aún no lo estamos viendo»

Luis Lozano: "Seremos 28.000 afiliados; al Consell le interesa llevarse bien con nosotros"

¿En qué situación llega la nueva FSP a este congreso?

Llegamos en una situación inmejorable: somos mayoritarios en toda la Función Pública después de 20 años de PP. Con los colectivos que se incorporan, como los docentes, habrá más dificultades, porque en ese ámbito está la Intersindical, que es mayoritario.

¿Por qué fracasó UGT en el sector de la educación?

Intersindical ha sabido aunar los temas de carácter cultural, el de la lengua, además tiene marcas blancas como Escola Valenciana o los interinos. Nosotros tendremos que analizar si esa filosofía nos encaja, que yo creo que sí.

¿Cuáles son sus objetivos en el ámbito de la Función Pública?

Hay que abordar la reforma de la ley de función pública valenciana. Queremos que cambien cosas porque que están muy anticuadas. El sistema de selección de los empleados es arcaico: memorizar como un papagayo no sé cuántos tomos. Hay que valorar el conocimiento legislativo, pero también fijarse en otras habilidades, en lo qué se sabe hacer de verdad.

Han realizado varias campañas para dignificar la figura de los funcionarios, aun así mucha gente sigue pensando que son una clase privilegiada.

Depende. Si hablamos de bomberos, médicos o enfermeros, nadie lo piensa. La imagen de privilegiado está más unida a la de aquel funcionario que está detrás de una mesa y que, seguramente debido a los fallos de la Administración, no puede dar una solución inmediata al usuario. Y es cierto que la mayoría tiene su puesto de trabajo asegurado. Pero la fijeza es su garantía para no ser removido por el político de turno, de que no actuará imparcialmente. Y luego está la capacidad que tiene la Administración de toquetear su salario. En estos años, han perdido el 30 % y eso es un inconveniente.

Hablaba usted de la presión a los funcionarios, pero esta existe aunque los puestos sean fijos.

No me creo que haya ningún político que esté presionando a un empleado público para que no cumpla la legislación: un PAI, una concesión, por ejemplo.

Pues hay funcionarios en los tribunales por estas cuestiones.

Sí; los hay, pero lo más curioso es que sus jefes, que sí estaban en la pomada, no lo están porque al final el que firmó era el funcionario.

¿Qué le parecen iniciativas como las de la Conselleria de Transparencia sobre los funcionarios-chivatos?

La obligación del funcionario es denunciar si alguien pide que haga algo que no se ajusta a la ley. No hablamos de un chivato. Yo no habría hecho una conselleria de Transparencia, con una Dirección General sobraba, pero la política es así.

Tras un año del vuelco electoral del 25M, ¿cuál es su balance?

El conjunto de los empleados públicos está expectante, tenía ganas de que esto cambiara rápidamente y el cambio no lo estamos viendo. Se trabaja con una prudencia excesiva.

¿Hay algo que les moleste especialmente?

No. El nuevo Consell comenzó promoviendo el diálogo social, hablando de expectativas, como la recuperación del poder adquisitivo y la puesta en marcha de una administración que había sido castigada por el PP, pero es que estamos en una situación de crisis y con una financiación infame.

Eso suena a la misma excusa que daba el Consell del PP...

Lo decía, pero no lo resolvía. Y gobernaban aquí y en Madrid. No estaban interesados en ampliar los servicios públicos porque creían en que la externalización funcionaba. Y allí es donde puede aparecer la corrupción.

¿Qué hay que hacer con las concesiones sanitarias y con sus trabajadores?

Cuando caduquen las concesiones, los hospitales deben revertir al sistema público. Respecto al personal de las UTE, si quieren ser empleados públicos deberán pasar una oferta pública. Como de la noche a la mañana las empresas no van a cerrar ni se va hacer una oferta de empleo, hay mecanismos legales que prevén que esos trabajadores formen parte de la plantilla como indefinidos, sin posibilidad de moverse, hasta que superen la oferta de empleo.

Su sindicato ha sido muy beligerante con el PP. ¿Hasta qué punto condicionará su independencia un Consell presidido por un socialista?

La experiencia demuestra que no es así. Cuando Zapatero eliminó el 5 % del salario de los empleados públicos, la primera y la única organización sindical que pidió su dimisión fue la FSP. Soy socialista, pero mi interés está de lado del sindicato. Y si el partido comete errores, los denunciaré. El sindicato será exactamente igual de belicoso gobierne quien gobierne porque estamos para defender a los afiliados y los servicios públicos.

En todo caso, con 28.00 afiados detrás más le vale al Consell no tenerlos a ustedes de uñas...

A cualquier gobierno le debe interesar llevarse bien con nosotros. Y cuanto más seamos, más posibilidad de presionar.

¿Teme que este Consell caiga en los mismos vicios que el anterior? Para empezar, los puestos de libre designación se han incrementado.

La libre designación es una tentación que tiene cualquier gobierno. Esta prevista en la ley, pero el abuso puede provocar amiguismo y nepotismo. Ya hemos dicho que preferimos que la mayor parte de los cargos de dirección sean mediante mecanismos transparentes.

¿El sindicalismo es un organismo vivo o está en extinción?

Incluso cuando se nos critica, se nos pone en valor. Como todos los colectivos, debemos ir adaptándonos a las nueva realidad. En nuestro caso, además, con un compromiso social. Somos necesarios. Somos el último bastión que intenta evitar los abusos del capital porque seguimos exigiendo controles, mecanismos de regulación social. Por eso estamos en el punto de mira del neoliberalismo

El bipartidismo ha entrado en crisis por los partidos emergentes, ¿ve algún paralelismo con los sindicatos de clase?

De momento, no. Las elecciones sindicales siguen dando un apoyo masivo a CC OO y UGT y hemos recuperado afiliación. La supuesta debilidad del movimiento sindical está en entredicho, máxime en un país que castiga a los sindicatos. Cuando uno negocia un convenio colectivo, lo hace para todos, estén o no afiliados. Habrá que establecer mecanismos que reconozcan la labor que hacen, por ejemplo con subvenciones.

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