Los primeros años en la vida de un niño son, sin duda, fundamentales en su desarrollo, pues en ellos se adquieren las habilidades físicas y psicológicas básicas. Fomentar su creatividad, enseñarle a ser autónomo y potenciar al máximo todas sus capacidades son, por tanto, objetivos esenciales para los educadores infantiles.

"Ser educador/a infantil es una vocación, pero requiere una formación que esté a la altura de la gran importancia de esta etapa educativa", afirma Rocío Jiménez, directora del centro preuniversitario Iale. "Se trata de una etapa en la que es muy importante estimular el cerebro del niño a través de los sentidos, desarrollando así el mayor número de conexiones neuronales. Los seis primeros años de vida del niño son los más importantes para su desarrollo".

Escuelas infantiles, guarderías, jardines de infancia, parvularios, escuelas maternales... son muchos los nombres que reciben los centros educativos en esta fase inicial de la vida de los niños, pero la mayoría coinciden en que son mucho más que un lugar donde "cuidar" de los pequeños de la casa. Una importante tarea que tiene como uno de los principales protagonistas a los técnicos superiores en educación infantil.

Según la legislación actual en materia formativa, los Técnicos Superiores en Educación Infantil están capacitados para diseñar, implementar y evaluar proyectos y programas educativos de atención a la infancia en el primer ciclo de Educación Infantil (0 a 3 años) en el ámbito formal y en toda la etapa (0 a 6 años) en el ámbito no formal. "En nuestro caso, este Ciclo Formativo de Grado Superior pretende formar verdaderos profesionales de la educación infantil que velen por conseguir que cada alumno obtenga su máximo potencial físico, intelectual y humano. Creemos que la formación práctica es esencial para conseguirlo y por eso disponemos de nuestra propia escuela infantil integrada en el Centro Preuniversitario", indica Rocío Jiménez.

"Nuestros 50 años en la educación infantil aportan a nuestros alumnos del Ciclo Formativo una experiencia práctica innovadora en el marco de una escuela infantil que cubre toda la etapa de 0 a 6 años, en el marco de un colegio que ofrece también las etapas de Primaria, ESO, Bachillerato y Ciclos Formativos", indica Mª Ángeles Gil, coordinadora de la escuela infantil de Iale International School. "Nuestros Técnicos Superiores comparten la misma experiencia que nuestra maestras especialistas. Trabajamos en equipo y las hacemos participar por completo en la vida del colegio".

Otro reto de los educadores/as infantiles se encuentra en el ámbito de los idiomas, pues cada vez más centros ofrecen una educación bilingüe, generalmente en inglés. Una realidad que exige profesionales preparados para colaborar con otros educadores que, en muchas ocasiones, suelen ser nativos. "Es importante que los nuevos profesionales estén acostumbrados a trabajar en entornos bilingües, con compañeros de distintos países, y con metodologías variadas. Trabajar junto a profesores nativos es un gran valor añadido", afirma la directora de Iale Preuniversitario.

Pero la estimulación temprana y los idiomas no son los únicos aspectos importantes para los educadores infantiles del siglo XXI. "Al trabajo de los hábitos y de la autonomía en esta temprana edad, hay que unir el fomento de la creatividad. En nuestra escuela infantil, por ejemplo, disponemos de un aula exclusiva para el trabajo de la creatividad. Nos sorprendemos diariamente de lo que son capaces de hacer nuestros pequeños artistas", indica Sole Armiñana, Técnico Superior en Educación Infantil y actualmente tutora de la clase de 1 año de Iale International School.

Por último, cabe destacar que los educadores infantiles tienen también un papel fundamental en el desarrollo de actividades extraescolares. "Sin duda es un aspecto importante de la formación de los Técnicos Superiores, pues ofrece un campo laboral adicional muy interesante. En Iale, por ejemplo, nuestros alumnos de infantil realizan actividades de judo, pádel, fútbol, gimnasia rítmica... "

Vocación, motivación, profesionalidad, preparación y un continuo afán por continuar aprendiendo son, en definitiva, las características esenciales de los educadores/as de hoy. En palabras de Sole Armiñana, de Iale: "no hay nada más gratificante que la sonrisa de un niño al descubrir algo o al sentirse querido ¿puede haber mejor recompensa que esa a nuestro trabajo?".